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CAPÍTULO TRES: Cassie.
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Freya abrió lentamente los ojos, sentía todo su cuerpo entumecido y miró alrededor. Maxxie se encontraba a su lado, ambos en ropa interior y cubiertos por restos de comida.
La pelirroja se levantó del sofá y se acercó a una repisa, donde fotos y recuerdos de lugares descansaban. Freya tomó un pequeño barco entre sus manos y jugó con él cuando alguien suspiró.
— ¿Qué diablos nos sucedió?—, preguntó Maxxie con una sonrisa mientras se sentaba en el sofá. Freya se encogió de hombros y volvió a dejar el barco en su lugar antes de sentarse al lado del rubio.
Los dos adolescentes se quedaron en silencio, mientras intentaban limpiarse la comida que parecía estar embarrada en todas las partes de su cuerpo, cuando el sonido de una puerta cerrarse resonó por la habitación.
—Alguien escapó de la escena del crimen—, bromeó Maxxie y Freya rió mientras se deshacía de un par de fideos de la cabeza.
— ¿Qué crees que pasaría si algún día matamos a alguien?—, inquirió y Maxxie lo pensó un momento antes de contestar.
—Probablemente, gracias a los talentos de Tony y a los tuyos, saldríamos inocentes—, se encogió de hombros y Freya rió —. Oye, ¿tengo algo en la cabeza?—, preguntó y la chica procedió a quitarle los fideos que se encontraban pegados a su cabello.
—Yo no lo creo—, negó Freya mientras tiraba la pasta al suelo —. Deberíamos hacerlo algún día, sólo para ver que sucede.
—Claro, matar a alguien—, asintió Maxxie antes que los dos comenzaran a reír.
—Michelle, querida, estamos aquí, sanos y salvos—, la voz de una mujer se escuchó y Freya y Maxxie abrieron los ojos de par en par.
—Dime que esa voz no es--, Maxxie no terminó de decir la frase cuando la puerta se abrió, mostrando a la madre de Michelle y a su padrastro.
