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CAPÍTULO DIECISÉIS: Chris.
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— ¿Y cómo estuvo tu fin de semana?—, preguntó Tony mientras caminaban por la calle.
—Fue una tortura honestamente—, simplificó Freya, deteniendo su mirada en la mano de Tony aferrándose a la de ella. Ahora, lo mal que se había sentido en ese entonces estaba demasiado lejos.
Porque ese era el efecto que tenía Tony Stonem sobre ella. Él siempre lograría alejar toda la negatividad de su vida, para sólo dejar sonrisas y carcajadas.
— ¿Por qué?
La pelirroja se encogió de hombros —. Fue aburrido sin ti.
Tony sonrió —. Estás mintiendo.
— ¡No, tonto!—, rió Freya, apretando su mano —. En serio, la hija del nuevo padrastro de Michelle se coló en la salida y era increíblemente molesta. ¡Y me encontré a Anwar cogiendo con Sketch en medio de la playa! Aún tengo pesadillas.
El azabache hizo una mueca de asco —. ¿En la playa?
—Sí, como si la arena no se metiera en todos lados lo suficiente—, comentó la chica, temblando ante el recuerdo —. ¿Y tú qué hiciste?
—Bueno, uhm—, Tony vaciló y se detuvo, soltando la mano de Freya. La pelirroja también se detuvo, observándole con atención —. Intenté recordar lo que pasó, pero no lo logré. Así que se me ocurrió comprarte algo.
Freya alzó las cejas mientras Tony llevaba su mano a su bolsillo trasero —. No deberías haberlo hecho, Tony.
—Pero quise hacerlo—, insistió el azabache, finalmente dándole la pequeña caja a la chica.
—Gracias—, sonrió ella, tomando el objeto y abriéndolo para encontrarse con un reloj.
—Compré tiempo para nosotros, ¿entiendes? Porque quiero recordarlo, y necesito tiempo para hacerlo—, explicó Tony, una pequeña sonrisa jugando en sus labios.
