Capítulo 6

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El celular inundó la habitación del insistente sonido de una llamada, y un lobo gruño en el cuello del pelinegro. Claudy abrió los ojos lentamente para tentar el buro y tomar el celular mientras daba caricias en el cabello rubio, ganándose suaves ronroneos.

—Más vale que sea importante, insecto—se quejo el pelinegro.

El castaño suspiro, quería ver si su Alpha seguía con vida o al menos, no había sido herido por el pelinegro. Pero al escuchar los ronroneos, soltó una risita para suspirar.

—No lo molestaría sin razón. Dejamos vivos a los niños y las sirvientas de los Alpha, no tienen líder y sin eso, son aún más vulnerables, no podemos cuidarlos por siempre solo nosotros, somos mas alfas que betas—informó mientras sacaba pluma y lápiz, su Luna daba muchas órdenes.

Claudy acarició el cabello rubio para analizar la situación, sin un alpha, todo se iría a la mierda en algún momento. Al ser tantos, el celo sería una orgía para los betas y alfas que les cuidaban. A menos que el fuera allá.

—¿Qué edad tiene el alfa más grande?—preguntó Claudy con una sonrisa cuando Alex le robaba un corto beso.

Ulises frunció las cejas para sacar una hoja de su cajón y leerla detenidamente. Frunció las cejas, no había nadie mayor de los quince años. Eso significa cero posibilidad de pasar el mando.

—El mayor tiene doce años, aún si fuera así, ya tiene pareja, no podemos...—su voz se apagó cuando se escuchó la risa de Claudy ante ese comentario, claro que se podría.

Los ojos dorados ya menos intensos que los últimos días, estaban besando su cuello y lamiendo. Provocando escalofríos. Alex le susurro algo para sus ojos carmines abrirse y asentir, pensaba lo mismo que él.

—Yo me haré cargo de cuidarlos, avísame una semana antes del primer celo de los omegas. También, ese chico sera el próximo alpha y su pareja su luna, eso hará que no viole a ningún omega. Debemos enseñarle cómo debe cuidar a la manada así que no lo pierdas de vista, si no cumple con las cualidades se les enseñara—ordenó para estirar su espalda aún en los brazos del rubio.

Ulises dejó de apuntar con rapidez, poniendo varias notas en su computadora para suspirar y acomodar sus lentes, esas simples órdenes llevaban varias acciones. Primero preguntar de los celos, lo cual no había pensado.

—Ah, si alguien se acerca de más, asesinarlo, no se permite el perdón—dijo con la voz más tiesa de lo común.

Una suave respiración inundó la bocina y supo que Alex estaba de acuerdo en todo. Ulises sonrió, algo así le ordenaría Alex. Solo que él iría personalmente a matar el problema de raíz.

—Como ordene, Luna—habló con respeto para colgar y comenzar a trabajar.

Claudy abrió los ojos sorprendido y Alex solo sonreía, él escuchó también esa despedida. Se quedó en su lugar unos segundos para volver a su rostro inexpresivo. Dejo el celular en la almohada y suspiró, él no tenía planeado ser parte de algo.

—Amor, tengo hambre—se quejo el rubio.

Claudy sonrió para levantarse de la cama y ir al baño a lavarse las manos y la cara. Alzó la vista cuando sintió un abrazo a su espalda y como las grandes manos recorrían de su vientre a su pecho.

—Deja de jugar y date un baño, apestas cachorro—dijo burlón.

Alex dio un beso en su hombro para hacerle caso y irse a la ducha. Claudy miró su rostro, ya no tenía sequedad, sus labios no estaban tan rotos y secos como antes, sus ojeras casi enfermizas, eran ahora más normales y su cabello ondulado parecía estar en mejor estado.

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