Bésame a boca abierta, quiero conocer las huellas moleculares de tu interior.
Bésame con los ojos cerrados, quiero que nuestras pestañas se agarren de la mano.
Y si tus manos tiemblan, está bien, las mías también. Las estrellas nos celan al vernos sacudir y arder.
—Azra T., La Ciencia de Besarse (Y Como No Es Ninguna Ciencia).