¿Qué pasará?

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La tranquilidad había vuelto a la base y los soldados lucían menos tensos ahora que no había conspiraciones y trampas a su alrededor.

Los puestos de capitanes vacíos, habían sido asignados a dos encargados de área, y el tercer vacante había recaído en Tagoma.

El joven capitan se consideraba ingenuo por haber creído que todo sería más fácil ahora que los rebeldes estaban fuera del mapa, pues estaban más ocupados que nunca.

Con Sorbet tratando de ordenar todos los archivos que habían sido escondidos en el sistema, y Tagoma dirigiendo pequeñas misiones de exploración en los restos del planeta F-413, a duras penas podían verse durante el día, siendo solo cuando Tagoma tenía que entregar sus reportes.

Casi no había tiempo de hablar de otra cosa que no fuera todo el trabajo en la base.

"Es una suerte que los soldados sean tan energéticos," Dijo un día Sorbet. "sin ellos, todo esto sería imposible."

Con el paso de días, que se volvieron semanas, Tagoma empezaba a impacientarse y buscaba cualquier oportunidad que tuviera para estar a solas con el teniente; esa oportunidad vino, cuando Sorbet tuvo un problema en el sistema.

-Al parecer, han bloqueado parte del sistema para que no se pudieran leer los informes del planeta F-413, y tendré que esperar a que la base principal me de los códigos necesarios para romper el candado.- Explicó Sorbet, una vez que el capitan llevo sus reportes. -Suena a un buen momento para comenzar a revisar toda la base en busca de cualquier irregularidad, rebelde o no.-

-Señor, tengo una petición.- Habló Tagoma, determinado a conseguir el tiempo que tanto anhelaba. -Si tiene una oportunidad... ¿Puedo ir a su habitación?-

Sorbet tardó un segundo en comprender lo que pedía su asistente, luego sintió como la sangre se le subía a la cabeza.

-¿Esta noche?- Le preguntó.

-Se que está ocupado, mi señor, así que cuando usted me lo pueda permitir, estará bien.-

Dándose unos segundos en responder y viendo como la cara de Tagoma mostraba desesperación mal disimulada, Sorbet trató de ser sincero.

-Si puedes esperar hasta mañana... Hoy aun tengo mucho en que trabajar, pero mañana estaría bien para...- Antes de terminar, notó que Tagoma ya estaba parado junto a su silla.

Inclinándose, el soldado tomó el rostro de Sorbet entre sus manos y lo besó ligeramente.

-Gracias, señor.- Dijo a lo bajo, besándolo de nuevo.

Un minuto después, salió de la oficina, dejando a un avergonzado teniente solo.

Durante el día siguiente, parecía que las horas pasaban lentamente y Sorbet no hacía más que ver la hora en su ordenador.

Nervioso por lo que pudiera venir, recordaba todos aquellos intentos de relacionarse que había hecho en el pasado, pero todas sus parejas lo habían dejado debido a que el dedicaba mucho tiempo a su trabajo; pero esta vez, y por primera vez en su vida, sentía más interes en su pareja que por el montón de papeles frente a el.

Resignado a trabajar para que el tiempo pasara más rápido, se quedó inmerso en su escritorio.

Cuando hubo terminado, se dirigió a su habitación y revisó sus mensajes desde su mini-ordenador, hasta que alguien tocó a su puerta.

Cuando abrió la puerta, se encontró con Tagoma, como esperaba, pero el chico no llevaba su vestimenta usual. Si bien llevaba sus botas, había sustituido su uniforme por un pantalón de cargo y una playera sin manga negra, luciendo muy diferente de su usual ropa de combate.

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