Extra 6.5 Sin escape

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La nave avanzaba a gran velocidad rumbo a la nave principal. Sentado en un frío banco de metal, Mardo observaba como Voria hablaba con un soldado sobre el destino del viaje.

Su mente le daba montones de ideas de cómo podría deshacerce del verdugo frente a el.

"Si tan solo pudiera llegar a el y tomar su cuello con mis manos; no tomaría mucha fuerza, siendo tan delgado." Pensó al principio, pero todos sus planes terminaban por descartarse debido a las esposas que rodeaban sus muñecas y lo mantenían contra el gran banco metálico.

Después de un rato, se había resignado a imaginarse la muerte del otro de todas las formas posibles, buscando distraerse de su propia condena por un rato, cuando notó que Voria lo miraba desde la puerta.

-Retírate.- Le indicó el comandante al soldado y este desapareció al momento, dejandolos solos.

Se acercó al banco y se sentó justo al lado de Mardo, logrando que este se estremeciera ante la cercanía.

-No tienes que estar tan asustado, no planeo continuar con el acto de los golpes.- Le dijo Voria, pasando un brazo sobre los hombros del chiquillo y abrazandolo.

Mardo trataba de alejarse, pero no lograba la gran cosa debido a las esposas.

Una de las manos de Voria alcanzó su barbilla y lo hizo voltear con el.

-Tu rostro sigue tan hermoso como siempre, con tus ojos penetrantes y tus labios gruesos...- Comentaba al pasar su pulgar por los labios de Mardo, para después inclinarse y besarlo.

Ante la sorpresa, Mardo tardó un par de segundos en reacciónar, pero con sus manos inmovilizadas, solo pudo recurrir a morder los labios ajenos hasta que se liberó del beso.

Voria se separó rápidamente y lamió la sangre de su boca, mirando fijamente a su atacante. Regresando a su sonrisa habitual, se inclinó de nuevo hacia el chico.

-No es necesario ser tan agresivo, pero si de verdad quieres jugar así...-

Voria volvió a besarlo, pero esta vez se adelantó y mordió el labio de Mardo con fuerza, dejando salir un poco de sangre; limpiaba la sangre con su lengua y de nuevo lo besaba, profundizaba el beso y mordía de nueva cuenta al chico, hasta que se separó de el unos minutos después.

Contempló el estado de Mardo un momento: Respiración agitada, su rostro portaba un color brillante, un poco de sudor debido a la temperatura de la sala donde se encontraban y, por supuesto, pequeñas heridas en la boca.

-Maravilloso...- Susurró el teniente para sí.

Cuando se volvió a acercar al chico, ya no atacó su boca, si no su cuello, al tiempo que comenzaba a masajear las piernas de Mardo con una mano; este dio un respingo y pateó el aire, tratando de detener las caricias.

-¡Alejate! ¡Maldito cerdo!- Gritó, hablando por primera vez desde que se había subido a la nave.

-Mmm... De verdad me gusta tu voz.- Dijo Voria, mordiendo la suave piel del cuello y dejando marcas a lo largo.

Subiendo las manos y paseandolas sobre el pecho cubierto de Mardo, el teniente disfrutaba de cada centímetro que podía tocar de su presa.

-Te detesto... Dejame en paz.- Se quejaba Mardo, sin poder evitar que los dedos de Voria comenzaran a meterse en su ropa.

-Mardo.- Susurró Voria en la oreja del otro, provocando estremecimientos un quejido ahogado. -Mientras yo no estaba, ¿a cuantos hombres les permitiste tocarte?-

-Eso no te importa.- Decía el chuiquillo, tratando de resistirse a las caricias insistentes.

Voria pasó su mano a la entrepierna de Mardo y dio un apretón al momento de hablar.

-"Esto" me pertenece, así que si, si me importa saber cuantos te pusieron las manos encima.- El teniente remarcaba su sonrisa junto con sus palabras, dandola una apariencia aterradora.

Mardo se estremeció al verlo y sintió que, si respondía, algo malo pasaría.

-No fue nadie... Importante.- Respondió tamblando, pero sin poder quitar la vista de los ojos del otro.

-Sera mejor que me des nombres, cariño, o... ¿Quiéres que continue?- Voria inició a acariciar violentamente la entrepierna de Mardo, casuando sollozos en el chiquillo.

-C-Crud, Vesta...- Decía Mardo, con temor de que el movimiento no se detuviera.

-¿Qué hay de Zulme?-

-El nunca llego ha...-

-¿Y el chico asistente? ¿Me diras que no trataste de quitarselo a ese teniente?-

-Por supuesto que no... El no...-

-¿Alguien más?-

-No... Mi único objetivo era...-

Voria esperó unos segundos, cuando vio que Mardo no seguiría hablando, colocó sus manos en los hombros del otro y lo acostó sobre el banco.

-¡Dijiste que si hablaba...!- Exclamó Mardo ante la incomoda posición, donde sus manos quedaban debajo de su cadera.

-Tranquilo, no continuaré, no ahora.- Respondió Voria, besando una mejilla de Mardo, para después hablarle al oido. -Cuando terminemos con esto, te prometo que ambos tendremos aquello que te prometí hace años.- Finalizó, levantándose y caminando hacía la puerta.

Llamó a un soldado y empezó a dar instrucciones.

-Saquen toda la información que puedan de los capitanes Crud, Vesta y Zulme, y luego envienlos a la sala 3 para su ejecución.- Indicó.

-Pero, señor, si no los presentamos ante el gran...- Trató de replicar el soldado, pero fue interrumpido por su comandante.

-Al gran Frieza no le importará que me encargue de ellos, ya que son simples marionetas. Mientras mantengamos a salvo a aquel que causó todo esto.- Dijo, apuntando a Mardo, quien se enderezaba lentamente en el banco.

El soldado asintió y salio de la sala.

Estando solos de nuevo, Mardo se animó a preguntar.

-¿Zulme también?-

-No te importa, ¿o si? Al fin y al cabo, es solo otro traidor.- Voria quitó su sonrisa y miró unos segundos al chico, después volteó a ver la puerta frente a el. -Pronto no seremos diferentes...-

-¿De verdad vas a hacerlo?-

-Te lo dije, ¿no? Aquí no hay nada para mi, tu fuiste la única razón de que me hubiera quedado tanto tiempo.- Dijo por último Voria, antes de salir de la habitación, dejando a Mardo solo.

Fin extra 6.5

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