7. El Club De Los Incomprendidos

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Narración de Franklin:
Me desperté temprano, como típico sábado.
Tomé mi celular y le marqué a mi hermosa novia, Andrea. Esta tardó mucho en responderme.

—Hola, princesa.

—Me despertaste, pendejo.

—Pensé que...—bostecé—. Podrías acompañarme a mi entrenamiento y después podrías venir a mi casa a dormir.

—Puede ser. ¿A qué hora es esa mierda?

—Nueve.

—Llego a las diez, quizá. Tengo que ir a recoger unas cosas al trabajo.

—Como quieras.

—Mándame la dirección—cortó la llamada.

Me levanté y me bañé. Quería relajarme.

Salí a correr y pasé por la casa de Tony así que me detuve y toqué el timbre.

—¡Hola! Pasa—me dio una palmada en la espalda.

—Estoy muy cansado—nos sentamos en el sofá.

—¿Irás a entrenar hoy?

—Por supuesto que sí—afirmé emocionado. Esos entrenamientos son todo para mí—. Andrea irá a verme—noté un cambio en su cara.

—Franklin...—suspiró llevando su mano derecha por detrás de su cuello—. Sobre ella...

—No me interesas nada de lo que tengas por decirme. Yo a ella la quiero... La carrera que ella lleva me puede dar un gran futuro, si es que nos casamos.

—¿Estás con ella sólo por interés?

—Yo la quiero. Sé que aveces se comporta como la mierda pero eso me ayuda a ser mejor persona—noté como su piel se enrojecía.

—¡Pero qué estúpido eres! Estás muy ciego, no puedo creer que pienses así.

—Mejor me voy—me levanté y coloqué mi mano izquierda en el llavín de la puerta.

—¡Ella me insinuó!—gritó. Me giré y lo miré.

—Cállate. No me interesa—mis ojos se llenaron de lágrimas—. ¡Déjame vivir! ¡Déjame en paz y deja de estarte metiendo en mis cosas! Fuck off. Yo sé todo lo que ella hace, solo déjame pensar las cosas—me giré de nuevo y salí de la casa. Quería correr y alejarme de nuevo de allí.

Mientras corría, mis ojos se iban llenando más y más de lagrimas. Pensé que para calmarme tenía que tomar algo, agua tal vez. Pasé a un pequeño establecimiento en donde venden agua y toda esa clase de cosas.
Entré y me dirigí a un estante en donde se encontraban unas botellas de agua. Cuando llegué a la caja y me alisté para pagar, me topé con Paula.

—Hola—le puse mi mano en su hombro. Ella se volteó y se sonrojó.

—¡Franklin! ¿Cómo estás?

—Bien—dudé—. ¿Y tú?

—Bien, gracias—dio una pequeña risita. Se corrió y yo me dispuse a pagar la botella de agua.

—¿Irás al polideportivo?—asintió. Parecía ser muy tímida—. ¿A qué hora vas?

—Nueve y media.

—¿Por qué no vas conmigo?—tomé la botella de agua y salimos juntos del establecimiento.

—Es un poco temprano, ¿no?—miré mi reloj y vi la hora. Ocho y media.

—Hagamos esto: vamos a mi casa, me esperas en la sala mientras me baño y vamos juntos al polideportivo. ¿Qué te parece?

—De acuerdo. Déjame marcarle a Melany—sacó su teléfono e hizo la llamada. Pude escuchar donde le decía a Melany que iría conmigo a la cancha.

All i want is give you all of me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora