3. Buenos amigos.

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Escuché mi celular lo cual hizo que me despertara de un profundo sueño. Lo apagué y lo dejé debajo de mi almohada. Miré el reloj que tenía en la mesita. 
¡Ocho de la mañana!, solo dormí unas cinco horas, tal vez.
Busqué mis pantuflas rojas y me encaminé hacia la cocina.

—Buenos días, hija—mi mamá estaba preparando café—. ¿Qué tal estuvo la fiesta?

—Estuvo verdaderamente aburrida.

—Lamento escuchar eso—tomó unas tazas para servir café—. ¿Café?—asentí—. Debo de ir a trabajar. Tengo que quedarme hasta mañana...

—Ve tranquila—tomé la taza de café y tomé unas galletas que mamá sacó de un cajón. Ella miró el reloj colgado en la pared.

—Ya me tengo que ir, te dejé mi tarjeta de crédito en el mueble de mi cuarto—dejó la taza de café en la mesa y tomó las llaves del auto—. Nos vemos, te llamo más tarde.

—¡Que te vaya bien!
Terminé mi café y limpié la cocina.
Fui a la habitación donde se encontraba Max y entré sigilosamente. Se veía muy gracioso durmiendo.
Salí de esa habitación y entré a la mía. Tendí la cama y recogí unas cosas que habían en el suelo.
Tomé mi celular y lo encendí. Tenía unas cuantas llamadas perdidas: dos de Tony y cinco de Melany.
Le devolví la llamada a Melany.

—¿Para qué me llamaste?—pregunté seca. No tenía ganas de hablar con ella, no sé exactamente por qué.

—Estaba preocupada por ti. Te fuiste de la nada de la fiesta, no me dijiste nada.

—¡Ahora cada vez que quiera hacer algo tengo que preguntarte antes!—dije con ironía.

—No me refiero a eso. Tony y yo te estuvimos buscando por todos lados.

—Como sea, ya sabes que estoy bien—corté la llamada.
Miré de nuevo la hora, nueve y media de la mañana.
Dejé el celular donde estaba. Decidí que ya era hora de tomar un baño.
Entré a la ducha. Sentía que me iba a quedar dormida mientras me bañaba. Estaba muy cansada.

Entré a mi closet, busqué algo qué ponerme. Al final, me decidí por un skinny jean azul, una blusa de tirantes delgados roja, unas converse blancas: ¡y listo!
Regresé a la sala de la casa, me senté en el sofá a ver algo de televisión.
Alguien tocó la puerta así que me levanté del sofá para abrirla.

—Melany—la miré, tenía ojeras muy grandes y la cara más blanca de lo común—. ¿Qué haces acá?—me corrí de la puerta dando a entender que podía pasar.

—Estaba aburrida.

—¿Quieres algo de comer?

—¿Tienes jugo de naranja?—asentí. Nos dirigimos a la cocina.

Melany se acercó hacia el desayunador, éste se encontraba a unos metros de la estufa. Ella tomó un pequeño banco de madera y se sentó.

—¿Adónde te fuiste ayer?

Escuché pequeños pasos provenientes de las escaleras, debía ser Max.

—Buenos días, Pau—salió del pasillo que hay entre la sala de estar y la cocina. Se tocó el cuello y se acercó a mí, vestía unos bóxers blancos. Él observó a su alrededor y miró que Melany estaba presente—. Hola.

—¿Tú quieres algo de desayunar?—le pregunté mientras le entregaba el jugo de naranja a Melany.

—Dentro de un rato—se alejó de la cocina—. ¿Me prestarías tu baño?—asentí.

—Las toallas están en el mueble de la esquina, toma lo que necesites.

—Eres muy amable—partió camino hacia el baño, supongo, dejándonos a Melany y a mí solas.

All i want is give you all of me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora