All i want is give you all of me.

19. Me arrepiento.

Narración de Paula:

Estaba triste, me sentía destrozada. Max no iba a venir... Yo quería que él viniera.

—Amor, ven, deja de llorar. Háblame, hagamos algo, lo que tú quieras.

—Ya calla, ¿no entiendes que estoy muy triste?

A él pareció importarle muy poco porque salió de la habitación, dejándome sola.

Le envié un mensaje de voz a Max, le dije que estaba muy molesta. Yo tenía pensado hacerle una cena especial y demás cosas pero... ahora no lo iba a hacer.

—Pau...—Franklin entró a la habitación, traía una botella de champaña y unas copas. No tenía ni idea de dónde había sacado esas cosas.

—¿Qué quieres? —pregunté secándome las lágrimas con las mangas de mi chaqueta, para después quitármela.

—Juguemos algo, ¿te parece? Pude que esto te anime un poco—destapó la botella y sirvió un poco de la bebida en las copas. Me entregó una y seguidamente se sentó frente mío.

—¿Qué quieres jugar? —pregunté curiosa.

—"Yo nunca", tienes que decir algo que nunca hayas hecho, si yo lo hice debo de beber un pequeño sorbo. No se vale rellenar las copas.

Era extraño, era muy temprano para empezar a beber a esta hora, eran los once de la mañana. Además, las copas no eran muy ondas, por lo tanto, no tenían mucho líquido, se iba a gastar rápido.

—Entiendo.

—Comienzo yo...—levantó la mirada, observando al techo—. Nunca he besado a alguien de mi mismo sexo—tomé un pequeño sorbo. Nunca lo había hecho pero quería terminar este juego rápido—. ¡En serio! Necesito saber la historia—burló.

—Nunca he... tocado a una chica—él bebió un gran sorbo—. ¡Wow!

—Nunca lo he hecho dentro de un carro—le di un sorbo a la bebida.

—Nunca he dado un beso bajo la lluvia—él dio un gran sorbo y se acabó todo el líquido—. No se vale, ya no tienes nada que tomar.

—Nunca he visto a alguien tan hermosa como tú­—lo miré a los ojos y no pude evitar ponerme roja como tomate—. Nunca he viajado fuera del país—tomé un sorbo y acabé mi bebida.

—Nunca he tenido novio antes—Franklin se quitó la camisa, mostrándome de nuevo ese abdomen perfecto—. Espera, ¿qué haces?

—Nunca he acampado—él se quitó las medias. Pensé que se quitaría el pantalón.

—Nunca aprendí a usar un triciclo—bromeó. Sabía por qué lo hacía. Yo me saqué las medias.

—Nunca he comido sushi—me saqué la blusa. Velozmente tomé una almohada y me tapé.

—Nunca he comido una sopa que no sea de pollo—él se sacó su pantalón, dejándome ver su bóxer negro.

—Nunca he tenido...—suspiró—. A la mierda este juego.

Se abalanzó sobre mí, sostuvo mi cabeza entre sus manos. Yo lancé el cojín que sostenía entre mis brazos, abrí mis piernas y él se colocó entre las mismas.

—¿Sientes eso? —preguntó frotando su miembro sobre mí—. Quiero besarte... tocarte y hacerte mía, sólo mía.

Atrapó mis labios en un fuerte beso.

Esta vez yo no me sentía cómoda. No sé porqué, simplemente no lo estaba. Quería parar pero mi cuerpo no lo permitía.

—Fran...—cerré mis ojos y estremecí mi cuerpo al sentir su boca besando mi cuello—. Cariño, espera.