Ser, o intentarlo.

odié.

Odié el que me prometieras que no te irías.
Odié creerte.
Odié que lo hicieras.

Odié que me compararas con tu pareja.
Odié que decidieras que soy mejor.
Odié que no hicieras nada al respecto.

Odié el no poder olvidarte.
Luego lo hice.

Odié tenerte en mi mente estos días.
Odié volver a escuchar tu nombre todos los días sin verte.
Odié las cosas que escuché de ti.
Odié no escucharlas de ti.

Odio ya no escuchar tu nombre todos los días.
Odio escuchar el nombre de alguien más.
Odio hablar de alguien que no seas tu todos los días. Es extraño. Se siente irreal.

Odio ya no saber si lo que siento es real. Es tu culpa.
Odio volver a pensar en ti cuando hace tanto tiempo no lo hacía.

Odio darme cuenta que en ese tiempo también lo hice, aunque lo niegue.

Odio darme cuenta que ni siquiera estoy hablando de ti.
Claro que no, tu eres un idiota.

Odio haber amado a una imagen de ti que no existe.
Odio que esa imagen sobreviva en mi mente.

Y cuando escribo, no escribo sobre ti.

He llegado a la conclusión de que simplemente eres el cuerpo al que, por algún motivo, le asigné mi idealización.

Y me odié (odio) por eso, también.