Ser, o intentarlo.

No podes.

No podes mandarme un mensaje a las 3 a.m.
No porque no quiero que lo hagas.
No porque quisiera un mensaje a las 3 a.m de mucha gente que no sos vos.
Gente que ya no está.
No porque quisiera hablar a las 3 a.m con mi abuelo, preguntarle si me conoce, si sabe como soy.
No porque quisiera hablar a las 3 a.m con mi padrino, y preguntarle si sabe en qué me estoy convirtiendo, si está orgulloso de eso.
No porque quisiera hablar con los hermanos que no conocí, saber si los conoceré alguna vez.
No porque quisiera hablar con otras personas y no con vos.
Personas que simplemente dejaron de formar parte de mi vida.
Como si yo fuera, de algún modo desechable.
Tal vez lo sea.
Pero no.
No quiero que me hablés a las 3 a.m porque quiero hablar con mi mejor amigo de la infancia, con el que hablaba de cosas que aún no sabíamos.
No porque quiero hablar con mi mejor amiga, con la que crecí hasta dejar de crecer. Y luego ya no hicimos más juntas.
No porque quiero hablar con mi mejor amiga de la secundaria, la que levanta una mano en los pasillos para saludarme.
No porque quiero hablar con mi mejor amigo, que tal vez nunca lo fue.
No quiero hablar con vos porque hay una gran cantidad de personas con las que me gustaría hablar en vez de vos.
No quiero hablar con vos porque puede que llegue el día que sí quiera hablar con vos, y no pueda.
Y alguien más me esté hablando a las 3 a.m.
Y yo sólo quiera hablar con vos.
Y no pueda, por mucho que quisiera.
Por eso, no me hables a las 3 a.m
No puedo perder a nadie más.