Chapter Six: "Déjame"

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"¡Mantén la espalda recta! Presta atención a mis palabras, alguien como tú debe aprender a respetar; mantener la boca cerrada cuando se le ordena. ¿Quién te crees para ser así? Aquí se hace lo que yo diga, y tú, pequeña sabandija, aprenderás a respetar a tu dominante" El hombre abrió el gran, y único, armario de la habitación, sacando varios objetos, pero él no lograba visualizarlos. "Es hora de tu castigo, pequeño Kitten"

17 de Diciembre del 2016
Houston, Texas, Estados Unidos
Mansión Canela.
6:52 a.m.

Su almohada sube y baja como una suave respiración.

Tan cómoda que no puede evitar sonreír inconscientemente; sin embargo, continua moviéndose a un ritmo constante.

¿Almohada?

Frunció el ceño. Lentamente dejo al cielo tener envidia del azul que lo acompaña. Elevo su mirada y observo a papi dormir.

De ahí el repentino movimiento de su almohada.

Sus fuertes brazos lo mantenían prisionero, y puede que esto no deba pasar, pero aun no está totalmente acostumbrado al contacto tan directo. Lucha para liberarse de sus cadenas, y cuando lo hace, se aleja.

Respira irregular.

Todo está bien.

Trata de regular su respiración, o tendrá otro ataque de pánico, y tendrá que usar el feo inhalador.

Frunció su naricita de tan solo pensarlo, escaneo la habitación de papi, no estaban sus peluches, y tampoco era color rosa., las paredes tenían un suave color blanco adornándolas, y los muebles son de madera caoba, además de tener una cama extremadamente grande, que aunque se estire completamente, no puede cubrir esta.

El pequeño blondo solo portaba su mameluco de osito. Los guantes en forma de garritas, y sobre su gorro, pequeñas orejas se hacían presentes; todo aquello complementado con la inocencia que resaltaba en aquellos pedazos caídos del cielo.

Observó un momento al dueño de sus sueños e inconscientemente sonrió para después dejar un beso en la mejilla del mayor.

Salto de la cama para estirarse y así salir de la habitación; bajó entusiasmado las escaleras de la gran casota, cambio su dirección para ir directo a la cocina, las sirvientas ya se encontraban ahí.

"Buenos días, pequeño Alonso" saludaron cordialmente.

"Buenos días" murmuro por lo bajo "¿Podrían preparar algo para desayunar? Papi no irá a la oficina" Todas asintieron.

Toda la casa estaba más que fascinada con el pequeño, su linda risa se escuchaba por toda esta, dándole un alegre aire al mal viento de su jefe.

Las sirvientas no llegaron a imaginar a su jefe, el gran pecho duro de roer, Jos Canela, jugar al té; ver películas de Disney, y sobre todo, riera la mayor parte del tiempo.

Es simplemente irreal observarlo así, conociéndolo desde tiempo atrás, apreciar su agradable sonrisa acompañada de una mirada amorosa hacia el menor.

Es fascinante como una sola persona puede llenarte el corazón de una esencia tan pura, y delicada, que todo aquello del mundo exterior se olvida.

Alonso volvió a subir, ahora papi no estaba dormido, pero estaba cambiando de ropa en media habitación, y eso no era muy cómodo, cualquiera podría llegar y observarlo así.

"Buenos días, pequeño bebé" saludó "¿Cómo dormiste?" el blondo sonrió, se encogió de hombros. Jos sonrió y termino de vestirse.

"Muy bien" sonrió inmensamente "¿Sabes qué día es hoy, papi?" cuestiono

Sweet Baby Boy [Jalonso Villalnela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora