Me tienes en una montaña rusa, justamente cuando estoy hasta arriba me halas hacia abajo ¿es que acaso te divierte? Sé que no vale la pena ni estár enojada contigo, que nuevamente pierdo mi tiempo y energía dándote mi odio.
Cuando te acercaste a mi, fue solamente para decirme «hola» ¿que ganas con hablarme? Nada, no ganas absolutamente nada, ni siquiera mi simpatía ni una sonrisa de mi parte. Esas se acabaron.
Ya se sabe todo lo que me has hecho, me lastimaste, te burlaste de mi, preferiste a alguien por encima de mi, y me rechazaste ¿para que me hablas? ¿para disculparte? en serio que no necesitas hacerlo porque aunque lo hicieras eso no cambiaría nada, ni siquiera aumentarías ni disminuirías lo que siento por ti.
Dijiste que me extrañabas, que extrañabas mi amistad. Si claro, amistad...¿que otra cosa podrías extrañar? Te ofreciste a acompañarme a casa como en los viejos tiempos y yo acepté aunque no muy convencida.
Durante el recorrido, traté de pensar en otras cosas como había hecho el resto de la semana, contemplaba las nubes blancas, el cielo azul y el verde pasto pero nunca tu rostro.
Caminamos en silencio, exceptuando tus bromas pesadas y tus carcajadas innecesarias, te conté sobre David y tú me contaste sobre Alice. Ella es realmente bonita, y al parecer es muy agradable por como la describes.
Ya no pienso en ti tanto como antes. Pero tú, no lo oiste de mi.
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Pero tú, no lo oíste de mí
Conto¿Sabes cómo es que el amor no te sea correspondido? ¿Sabes cómo es que te ignoren después de haberte confesado? ¿Sabes cómo es que prefieran a alguien antes que a ti? ¿Sabes cómo es sentir que perdiste tu tiempo? ¿Sabes cómo es sentir que no vales l...