Crónicas de la locura

Capítulo 12: La decisión final

La luz entra por la ventana del motel, Mía sigue dormida cuando me levanto para preparar algo de desayuno, pero de la cocina provienen ruidos extraños, con cuidado comienzo a bajar las escaleras intentando hacer el menor ruido posible por si algún asociado estaba hurgando en el apartamento del motel, pero me estoy dando cuenta de mi inutilidad cuando descubro que si hay algún asociado merodeando por el motel no tengo nada en las manos para defenderme y sería carne de buitres en menos que canta un gallo.

Cuando consigo bajar el último escalón sin emitir ningún ruido doy un suspiro cerrando los ojos por unos segundos pero una voz me hace dar un vuelco que poco consigue parar mi corazón.

-Estas despierto al fin. –Dice Alex.

-Dios, ¿Eres imbécil? Casi me da algo.

-Perdona tío no quería asustarte.

Con un bufido me aparto de Alex descaradamente para acercarme a la cocina, y entonces veo que se había adelantado a mis pensamientos y había comenzado a preparar el desayuno con tostadas, Bacon y zumo.

-Bien, estás haciendo algo útil –Me rio

-Pensé que tenía que hacer algo más aparte de ser una carga.

-No eres una carga, ya te dije ayer que olvidaras lo que te dijo Mía.

-Bueno...

-Alex... -Añado con miedo a decir lo que ambos sabemos que voy a comentar.

-Si... -Añade el.

-No quiero presionarte, pero no crees que va siendo hora de poner las cartas sobre la mesa... Me merezco saber toda la historia, que pasó y porque estamos aquí ahora.

-Está bien Alex, ¿Por dónde empiezo?

-Desde que entraste en la asociación.

Alex resopla y aleja su mirada a la mía, como perdida en el techo intentando recordar exactamente por dónde empezar, entonces me mira directamente y comienza a hablar.

-Conocí a Gab una noche bastante trágica para mí, salía del hospital tras recibir la noticia de que mi hermana se encontraba gravemente enferma, y que los médicos no habían podido coger el caso con el suficiente tiempo para realizar un tratamiento intensivo, la noticia nos cogió a todos por sorpresa y yo necesitaba salir a tomar un poco el aire, cuando atravesé las puertas del hospital caminé hacia el aparcamiento casi ahogado por el miedo y la rabia que tenía en mi interior. Tras descansar y tomar un poco de aire decidí andar un rato por los aparcamientos para así poder centrarme en mis pensamientos, hasta que andando me topé con Gab, estaba inconsciente en el suelo y me asusté demasiado, en ese momento ni si quiera sabía quién era ni que estaba haciendo allí pero entré corriendo y pedí ayuda para poder salvarle.

Desde aquel momento comencé a tener mayor contacto con él, cada vez que iba al hospital a cuidar a mi hermana, que era prácticamente todos los días debido a los trabajos de mis padres, salía a pasear por los pasillos y solía pasarme por la habitación de Gab para ver cómo estaba. Él siempre se encontraba solo en la habitación y no recibía ningún tipo de visita, a parte de las mías.

Poco a poco fui atando cabos, con los pocos trozos que me contaba de su vida en el hospital comencé a sospechar de que había algo raro, nunca recibía visitas de familiares ni amigos, solo recibía llamadas extrañas todos los días a la hora de comer –Alex toma aire con aspecto deprimido y continua – Pero no fue hasta un cierto día, cuando por fin iba a recibir el alta, cuando realmente supe que pasaba con él, justo cuando iba a entrar a su habitación escuche que estaba hablando por teléfono con alguien, una tal Mía. La conversación me pareció de lo más extraña, comentaban cosas como que "La mercancía fue entregada en el lugar tal, diles a los asociados tal y tal esto y etc..." Y entonces fue cuando supe que formaba parte de algo grande y a la vez peligroso. Hasta ahí no hubo nada fuera de lo normal, pero mi hermana empeoró los médicos no le daban más de cinco meses de vida, tenían que operarla pero ni la seguridad social ni todo el dinero de la familia era suficiente para costear la operación y poco a poco toda la familia comenzó a perder toda esperanza de que sobreviviera, y yo tenía que hacer algo.