Capítulo 4: Primeros encuentros

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Tardé poco tiempo en llegar, la verja estaba abierta y delante de mí, inmensas calles y mausoleos relucían junto a la luz del sol poniente. No recordaba exactamente donde estaba enterrado Alex, hacía mucho tiempo de aquello, aparte de que me tenían esposado y a rastras. Caminé prácticamente durante horas dando vueltas de calle en calle para no perderme ninguna, vigilando los mausoleos y los nichos, no fue hasta que llegué a la última calle de todas, cuando entonces vi su foto pegada en la lápida.

La foto me traía bastantes recuerdos buenos de nuestros tiempos, fue la foto del instituto, antes de que pasáramos a la universidad, la foto de fin de curso para la orla escolar, su pelo rubio semi-largo ondulado luce despeinado, lleva la camiseta del instituto, con un tigre en medio del pecho, debajo de la foto había grabado un epitafio: Por un chico que murió joven, un chico que luchó por su vida, te hicimos esta tumba, para simbolizar tu descanso eterno, una tumba vacía, pero llena con tu alma, siempre te recordaremos, tu familia y amigos.

Una tumba vacía...

Yo... simplemente no puedo creerlo.

La expresión de mi cara debía ser como la de haber visto un fantasma, cuando detrás de mí una voz me hablaba asustada. No fui capaz de moverme durante unos instantes, hasta que la voz subió el tono y me sacó de mi estado de shock.

-Señor el cementerio va a cerrar, ¿Sé encuentra bien?

-S...si... -Dije titubeante

-Si es tan amable de abandonar el recinto.

-Enseguida

-Cinco minutos.

Puse rumbo a la salida desconcertado aun por aquel grabado en la tumba de Alex, que significaba aquello, no encontraron su cuerpo, no hallaron nada.

Entonces está claro, la carta, el despacho de Stelbing, el chico de la ventana en la casa, era Alex, está vivo y por cualquier cosa está ocultándose, ¿Pero... porqué entonces estaba encerrado en aquel lugar, porque me acusaron a mi si él no ha aparecido? O al menos lo que queda de él, en caso de que esté muerto, pero no, no lo está, ahora lo sé, el sigue vivo y tengo que encontrarlo, tengo que hacer lo posible por recordar que pasó aquella noche en mi casa, tengo que saber que fue de Alex, y sobre todo tengo que averiguar que tienen los policías contra mí y porque me tenían encerrado en aquel psiquiátrico.

Tengo que conseguir información de la comisaria, tengo que entrar allí.

..................

Ya casi estaba anocheciendo cuando puse rumbo a la comisaría de policía, la oscuridad empezaba a cernir sobre las calles, y las farolas se calentaban para alumbrar durante la noche a borrachos o trabajadores nocturnos, caminaba con paso firme en dirección a la comisaría principal, en busca de respuestas, cuando ya solo me encontraba a unas manzanas del lugar, podía ver los coches aparcados en la puerta, y policías que fumaban, tal vez durante el descanso. Pero hay algo en lo que no había caído durante todo el trayecto entre el cementerio y la comisaria, ¿Cómo iba a conseguir la información? ¿Iba a entrar en la comisaria así como así, simplemente, y meterme a un ordenador para buscar mi nombre y que todo me saliera bien?

No iba a ser tan fácil conseguir lo que necesitaba, no habían muchas formas para hacerlo, solo se me ocurría una, tenía que entregarme.

Necesitaba que ellos me interrogaran, que me hicieran preguntas y así conseguiría sacar algo de información, conseguiría recordar algo de lo que ocurrió esa maldita noche. Iba a entregarme.

Seguía andando con paso firme y decidido hacia la comisaría, unos guardias de los que fumaban en la calle no tardaron mucho tiempo en reconocerme, entré por la puerta pasando delante de ellos, que estaban atónitos al verme entrar con tanta decisión a mi perdición segura.

Crónicas de la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora