Capítulo 13: Nuevas pistas

1 0 0
                                    

"Veinticinco de mayo del 2016

El paciente ha olvidado la gran mayoría de toda esta locura Alex, ya no sabe quién era el cadáver, ni si quiera recuerda las misiones, la asociación, lo ha olvidado casi todo, por ahora lo único que recuerda son los disparos, la sangre y el frio de la noche. En pocas sesiones más el paciente estará listo para dar por finalizado el tratamiento de choque.

A lo que iba, hoy he recibido una visita muy extraña, dos personas vestidas de negro preguntaban por un tal Gabriel, creían que iba en búsqueda de tu amigo, me dijeron que quería acabar con él, no sé quiénes eran, pero por su apariencia y las descripciones de los recuerdos de Abel di por hecho que se trataba de la asociación, se están acercando cada vez más, intentan entrar en el centro y no sé durante cuánto tiempo podré retenerlos"

Leo tranquilamente el cuaderno de notas bajo la ventana de la antigua habitación de los padres de Mía, es complicado sentirse a gusto aquí dentro, las paredes están manchadas todavía con la sangre de aquella masacre, tuvieron que ser asesinados con la mayor brutalidad que haya visto cualquier persona hoy en día, el techo, las paredes, el suelo y la madera de la cama aun guardan consigo las marcas de una noche que cambio el trascurso de la vida de Mía.

La casa no es muy grande, y por lo que nos ha ido contando Mía no la han tocado desde la noche que ella salió de allí entre los brazos de Mark Grass siendo aún una niña de tres años. A penas cuenta con dos habitaciones, la matrimonial donde dormimos Alex y yo y la de Mía donde ella descansa, si se puede llamar descanso. Por las noches cuando uno de nosotros no puede dormir sale a caminar por la casa o el campo, muchas veces podemos apreciar a Mía con algún peluche o juguete de su infancia abrazada, o simplemente mirando fijamente a algún lugar de la habitación.

Los asociados no parecen sospechar que nos hayamos establecido aquí, no hemos tenido noticias del exterior en días, ni contacto con nadie, solamente Mía se ha acercado a la gasolinera más cercana a comprar agua, sándwiches o cualquier cosa que nos ayude a sobrevivir aquí encerrados.

Las conversaciones entre Mía y Alex están empezando a superar las tres o cuatro palabras, ya no hay tanto odio en la mirada de ella, y Alex está empezando a sentirse más cómodo entre nosotros.

Los entrenamientos están siendo fructíferos, Alex y yo hemos aprendido a disparar a un blanco sin desviar la bala hacia el cielo o el suelo, los combates cuerpo a cuerpo están resultando efectivos, Mía siempre se pone contra nosotros para hacernos mejorar, pues siendo ella contra quien debemos luchar, es la mejor forma para poder mejorar, enfrentándonos a alguien que conoce todos los puntos fuertes y débiles de nuestro enemigo.

En el fondo me alegra tenerla entre nosotros, me hace sentir seguro cuando estamos cerca, la he visto pelear contra cuatro asociados a la vez y no ha recibido ni un rasguño, no quiero saber lo que es capaz de hacer cuando Mark Grass esté al otro lado de un ejército de asociados entrenados y preparados para matar, cuando la ira y la rabia la cieguen de tal forma que no sea capaz de controlarse, y su mayor deseo de muerte se encuentre a unos metros de distancia de ella.

Me la imagino muchas veces como un torbellino de destrucción con sus dos catanas preparadas para derramar sangre.

Pero a la vez también me asusta, me asusta pensar en lo que sería capaz de hacer con tal de llegar a Mark, ¿Sería capaz de arriesgar su vida por solo tener la esperanza de acercarse a él? ¿Y si su rabia e ira contenida son lo que la lleva hacia su propia muerte? Si... La ira de Mía era un arma de doble filo en estos momentos, puede motivarla de tal forma que sea imparable en la lucha o puede llevarle a perder la razón y cometer estupideces que la lleven a la peor de las situaciones.

En tal caso, no hay nada que Alex o yo podamos hacer para controlarla, bastante tenemos nosotros mismos con ser una carga para ella, aunque todos sepamos que no podríamos hacerlo solos, ninguno de nosotros. De golpe Mía entra por la puerta de la habitación y al ver las manchas de sangre agacha la mirada hacia el suelo.

Crónicas de la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora