Capítulo 17: Venganza

1 0 0
                                    

Cuando por fin hemos saltado la valla los tres, Mía se dirige con paso firme hacia la pared de la mansión, pero se para de golpe cuando nos encontramos a escasos cien metros de esta, mirando fijamente hacia el tercer piso, cuando me acerco para preguntarle que está haciendo, simplemente sonríe, y entonces comienza a hablar.

-¿Ves la luz de aquella habitación? –Pregunta

-Si.

-Es el despacho de Mark Grass, está ahí, tan concentrado en sus cosas que ni si quiera sabrá que nosotros estamos aquí plantados, acechando para acabar con él.

-Mía, tenemos que darnos prisa, esto está rodeado de asociados, están por todas partes, y nos van a encontrar. –Le digo con miedo.

-Tranquilo Abel, no nos pasará nada, vamos.

Retomamos nuestro camino hacia la pared derecha de la mansión, a la cual nos pegamos con la espalda para intentar pasar desapercibido, cuando por fin llegamos a la esquina, Mía se asoma por el borde para comprobar cuantos hay de ellos apostados en la puerta principal, segundos más tarde se vuelve hacia nosotros y nos sonríe.

-Já, apenas hay dos de ellos en la puerta, esperad aquí, os avisaré enseguida, cuando podáis acercaros. –Nos dice en voz baja

Mía se lanza a través de los arbustos hacía la puerta con paso firme, los asociados a penas se percatan de su llegada hasta que la tienen completamente encima, Mía saca una de sus catanas de su funda y de un golpe seco parte a uno de ellos por la mitad, el otro asociado la mira asustado, con las manos en alto, pero Mía no tiene piedad, y con toda sus fuerzas hunde la hoja de la catana en su frente, atravesando por completo el cráneo de aquel tipo, de momento Mía se gira y nos hace un gesto con la mano para que avancemos hacia ella. Alex y yo, comenzamos a andar despacio pero con paso firme, con miedo a que nos aparezca algún asociado, pero no hay moros en la costa, Mía nos hace una señal para que nos demos más prisa, y comenzamos a correr, cuando por fin la alcanzamos Mía está histérica.

-¿Se puede saber a qué coño estáis jugando? No estamos de paseo, tenemos que darnos prisa, o se darán cuenta de que estamos aquí antes de que podamos llegar al tercer piso. –Nos regaña

Entramos en el primer piso donde la oscuridad nos mantiene ciegos hasta que se adaptan nuestros ojos, no hay absolutamente nadie, el pasillo está completamente vacío, oscuro, solamente se puede apreciar un haz de luz que proviene de las escaleras, la luz que emana la sala central en la comuna, se oyen risas y gente hablando, y por lo poco que consigo entender, parece que juegan a las cartas, quizás al póker, un olor a tabaco flota en el ambiente del primer piso, casi seguro provocado por la partida de cartas del segundo.

Muy despacio comenzamos a andar hacia las escaleras, cuidando que no saliera nadie de las puertas que nos rodean, el pasillo es largo, sin ningún tipo de iluminación, solamente la que deja entrever las escaleras al fondo, cuando hemos alcanzado nuestro objetivo, Mía nos hace una señal para mantenernos en silencio, y comienza a subir las escaleras lentamente, todos la seguimos intentando hacer el menor ruido posible, cuando estamos casi al final, vemos a cinco asociados jugando al póker en una mesa, en el centro de la sala, todos tienen sus armas colgadas en las sillas, y fuman al son que juegan, con gran rapidez.

Mía nos coge de las camisetas y nos estira hacia abajo indicándonos que descendamos, cuando llegamos otra vez al primer piso Mía comienza a hablar.

-Tenemos que conseguir dejarlos a oscuras. –Dice

-¿Cómo vamos a conseguir eso? –Pregunta Alex

-Necesitamos una distracción para llegar al interruptor que se encuentra en la esquina de la sala, necesito que uno de nosotros entre ahí con paso firme para que se distraigan mientras yo entro lo más rápido que pueda para apagar la luz, entonces iré a por ellos uno a uno.

Crónicas de la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora