Copygata
- Pues bien, Akira- siguió Pain, pero con un tono más severo si cabe-, sal de nuestra mesa ahora mismo o te las tendrás que ver conmigo.
- No hace falta que me amenaces, ¿sabes?- me levanté y me enfrenté a él. Era de risa: yo toda adversativa y mi barbilla apenas le llegaba al hombro.
- Te amenazaré si me da la gana, pequeña- estiró una mano hacia mi garganta, pero le detuve en el último segundo, hundiendo mis uñas en las venas de su muñeca. Le hice sangre. Perfecto.
- No quiero pelearme contigo, chato- le solté la mano casi con desprecio, pasando en medio de todos ellos para dirigirme a otra mesa, en la que únicamente habían dos personas. Sin que me vieran, me chupé la sangre de las uñas, y levanté un pizco las comisuras de mis labios en un gesto astuto.
Me senté en la mesa, con los dos reclusos frente a mí. Al saber más o menos los nombres de todos los hombres criminales, también sabía cómo se llamaban estos dos: Kabuto y Orochimaru.
- Resulta que yo me apodo Shirohebi, preciosa- me dijo Orochimaru. Era verdad: su apodo era "La serpiente blanca de Konoha".
- ¿Y a mí qué me cuentas?- contesté.
- Para tu información, mi celda es la 530.
- ¿Y a mí qué me cuentas?- repetí con absoluto desdén.
De golpe, me vi a mí misma en el suelo, frenando con el trasero en el suelo blanco del comedor: me había dado un puñetazo en el pecho y me había lanzado fuera del banquito anclado a la mesa.
- No me llaman Akahebi por nada, Orochimaru...- dije con tono de advertencia.
Saboreando el sabor metálico de la sangre de Pain, sentí cómo mi cuerpo recibía esa sangre y no ataqué hasta que mis ojos no se volvieron Rinnegan: me había copiado de las técnicas de Pain.
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La Cárcel Akatsuki
Teen FictionYaseichi Akira, más conocida como "Akahebi", ha sido capturada tras dos años de encarnizadas matanzas a lo largo de todo el país. Por este motivo, la envían de cabeza a la cárcel Akatsuki, el peor lugar al que un reo puede ir. Allí se encontrará con...