¿Qué está pasando? II

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POV. NARRADOR

Naraku se encontraba en su palacio observando por el espejo de Kanna el espectáculo que Sesshomaru y Kagome estaban haciendo.

Aquello era en parte muy bueno, pues podía seguir torturando y manipulando a Inuyasha a su antojo. Ya sabía que pieza mover. Necesitaba introducirse en la mente del hanyou para lograr destruirlo completamente y, la indecisión de Kagome era una excusa perfecta para él.

Se levantó y se dirigió a una de las habitaciones de su palacio en donde se encontraba Kikyo durmiendo.

-NARAKU: Kikyo despierta – la mueve suavemente – es hora de complacer a tu hombre – la sacerdotisa no te le contesta y éste se percata que se encontraba muy débil – Kikyo responde.

-KIKYO: ¡¡¡INUYASHAA!!! – grita fuertemente al momento de despertar, acción que a Naraku no le gustó nada – ¡No! ¿Qué hice? ¡No, Inuyasha!

-NARAKU: ¿Por qué te pones así por ese inútil? Yo soy tu señor y tu hombre, ¡no deberías pensar en otro! – la toma del brazo bruscamente.

-KIKYO: No seas idiota Naraku. Tú no eres nada mío, yo amo a Inuyasha no a ti - lo dice escupiendo cada palabra con rencor.

-NARAKU: ¡Ja! Ilusa. Tú no puedes amar. Sólo sirves para que yo disfrute de tu cuerpo –la acerca lentamente hacia su rostro– Recuerda que estás bajo mi poder. Inuyasha aún no ha muerto, pero pronto lo estará.

-KIKYO: No lo permitiré – intenta zafarse del agarre pero no lo consigue – Antes que lo toques te mataré primero.

-NARAKU: Mujer estúpida – uno de sus tentáculos la atraviesa en el lugar donde debería estar su corazón – Seguirás manipulando la mente de Inuyasha – la lanza lejos de él – ¡Harás que mate a Kagome! – sale hecho una furia de la habitación, y vuelve a sentarse frente al espejo para visualizar al demonio, al hanyou y la miko.

CON SESSHOMARU, KAGOME E INUYASHA

El yokai y la humana se arreglaban las ropas luego del acto de amor que habían realizado mientras Inuyasha intentaba por todos los medios abrir sus ojos y ponerse de pie.

El peliplata menor estaba furioso, esos dos habían intimado sin importarles que él estuviera presente. Creía que Sesshomaru había obligado a Kagome a hacerla suya y lo iba a pagar muy caro.

Kagome se encontraba muy avergonzada por lo que había hecho. Se acercó lentamente hacia el hanyou para saber cómo se encontraba y si se había lastimado con el golpe que recibió al caer. Tocó uno de sus mechones pues tapaban el rostro del híbrido, acción que a Sesshomaru le desagradó completamente.

-SESSHOMARU: No lo toques – bufó con rabia – eres mi mujer y no puedes andar tocando a otros hombres – intenta levantarla.

-KAGOME: No seas tonto, ayudaré a Inuyasha aunque no te guste - le dice con molestia en los ojos mirándolo fijamente – es tu hermano, no seas así de cruel

-SESSHOMARU: Ese idiota no es mi hermano –gruñe con enojo– es la vergüenza del linaje Inu y no me pidas compasión porque no la tengo – la toma de la cintura y ambos se elevan por el cielo, dejando al hanyou solo en el bosque – ¡Nos vamos!

-KAGOME: Sesshomaru, no, bájame, no quiero dejarlo solo – dice molesta pero a la vez triste

-SESSHOMARU: ¡No te dejaré con él. Entiende que eres mía, sólo mía!

Kagome no responde y decide irse con él por las buenas. Quería mucho a Inuyasha, pero Sesshomaru la confundía ¿o era al revés? Ya no sabía nada. Esperaba poder aclarar su mente al lugar donde el yokai la llevaría.

Llegaron a un prado hermoso, las flores y la vegetación se elevaban mirando hacia el sol. El río era cristalino y su corriente era perfecta, un lugar delicioso donde bañarse. Hacia el horizonte se encontraba el Gran Palacio del Lord del Oeste. Era majestuoso e imponente, un lugar donde la paz reinaba pocas veces.

-KAGOME: ¿Ese es tu palacio? – pregunta sorprendida en los brazos del demonio

-SESSHOMARU: Sí, lo es– la besa tiernamente a lo que Kagome responde sin ninguna queja – Será tu palacio y nuestro hogar – la miko le regala una sonrisa.

Ambos entran al palacio por la entrada principal siendo reverenciados por todos los guardias que custodiaban. Eran todos yokais de razas puras pero de rangos inferiores.

Se dirigen al despacho del Lord. Éste iba a paso lento mientras Kagome observaba todo a su alrededor, estaba impresionada. Entran y el peliplata pide a la azabache a que se siente pues necesitaban conversar largo y tendido.

-SESSHOMARU: ¿Qué sientes por Inuyasha? – pregunta directamente, sin rodeos, pues necesitaba saber qué era lo que SU mujer sentía por ese híbrido idiota.

-KAGOME: Yo, lo quiero mucho, pero ya ni siquiera sé que es lo que siento Sesshomaru – baja la vista.

-SESSHOMARU: Hmmp – dice en tono indiferente - ¿Qué sientes por mí, sacerdotisa? – pregunta con un dejo de molestia en su voz.

-KAGOME: Estoy confundida. Ustedes dos me confunden. Ya ni siquiera sé que es lo que mi corazón trata de decir – esta respuesta le dolió al Gran Sesshomaru, pero su expresión seguía siendo fría, no iba a mostrar debilidad ante nadie.

-SESSHOMARU: Si no sabes que es lo que sientes –se levanta y golpea fuertemente el escritorio –¡¡¿POR QUÉ TE DEJASTE MARCAR POR MÍ?!! – grita enojado, no, más bien furioso. Éste había comenzado a tener sentimientos por ella desde la primera vez que la vio junto a su asqueroso hermano. Sabía que esa mujer iba a traerle problemas, pero jamás creyó caer tan bajo, entregando su corazón a una humana. Intentó ser frío y molesto con ella, pero recibía sonrisas como respuesta - ¿POR QUÉ TE ACOSTASTE CONMIGO? ¿POR QUÉ TE ACOSTASTE CON INUYASHA?

Esa pregunta no se la esperaba. Kagome se encontraba en blanco, confundida, sin saber qué decir, pero a la vez quería decirle que lo amaba y que lo deseaba, que cometió un error con Inuyasha, pues se daba cuenta que lo quería, pero como a un amigo, como a un hermano, pero que a él lo deseaba como hombre. Sin embargo la conexión que tenía con Inuyasha era algo muy difícil de romper por ahora.

En los instantes en que la miko se encontraba perdida en sus pensamientos y el demonio estaba que ardía en furia, alguien llama a la puerta del despacho. Era Jaken. Se sentía frustrado, estaba llorando y apenas si podía pronunciar correcta una palabra. Sesshomaru se hartó y le gritó para que dijera algo coherente.

-JAKEN: Amo Sesshomaru – decía agitado – ¡¡¡Rin!!! – el demonio abre los ojos – Rin... ella está sufriendo otra convulsión – Tanto el yokai como la miko salieron corriendo del despacho para dirigirse donde se encontraba la pequeña.

Ella y Jaken habían regresado por su cuenta al palacio, pues la niña no se sentía bien y deseaba dormir en su habitación. Al llegar donde su protegida, Sesshomaru la toma de entre sus brazos para calmarla. Se sentía impotente y molesto porque la había olvidado completamente.

-SESSHOMARU: Perdóname Rin – dijo susurrando – Se fuerte, no me dejes.


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Hola!! ¿cómo están? Yo aquí ando bien, extrañando escribir. Les traigo el capítulo doce y saben que comentar y votar siempre viene bien :P saben que sus opiniones son importantes para mi, pues así me motivan a seguir escribiendo. 

Les mando un abrazo y nos vemos en otro capítulo

Adios!!! ^_^ 

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