Realidad

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POV. NARRADOR

Naraku se encontraba encerrado en su castillo sentado en una de sus habitaciones observando atentamente la perla de Shikon. Necesitaba urgentemente crear un plan para lograr su objetivo, sin embargo se estaba quedando sin ideas. En ese instante entra Kikyo y se instala frente al híbrido con una sonrisa sínica.

-NARAKU: ¿Qué crees que haces aquí? – pregunta molesto

-KIKYO: Es interesante verte frustrado Naraku. Pensé que no eras de aquellos que se desesperan cuando algo no les resulta bien.

-NARAKU: ¡Ja! No seas ingenua Kikyo, pues por tu culpa es que mi plan no resultó. Te exigí que mataras a Kagome, pero en vez de eso te fuiste a acostar con el maldito de Inuyasha... Eres una perra – la toma con uno de sus tentáculos

-KIKYO: No seas patético. Acaso estás celoso, Onigumo – Naraku al escuchar ese nombre se enfurece y acerca a la miko-muerto a su rostro.

-NARAKU: No confíes tanto en tu suerte Kikyo. Mi paciencia tiene un límite. Acaba con esa sacerdotisa, sino será ella misma quien te derrote – con esas últimas palabras, la expresión de Kikyo cambia a una mucho más fría.

-KIKYO: Acabaré con ella, ya verás. El mismo Inuyasha será quien la mate. Ella jamás podrá derrotarme, ¡nunca!

-NARAKU: ¿Qué Inuyasha la va a matar? ¡No seas estúpida! Ese maldito no le hará nada, acaso se te olvidó que fue con Kagome con quien se acostó primero – Kikyo no aguantó más y comenzó a purificar los tentáculos de Naraku hasta que éste terminó por soltarla.

-KIKYO: Inuyasha me ama y hará todo lo que yo le diga. Además, cada vez que él vea a esa niña sentirá deseos de matarla. Yo misma me encargué de ello. Sin que se diera cuenta lo hechicé.

-NARAKU: Espero que no me estés mintiendo, pues no toleraré otra falta tuya –la toma de la cintura y la apega a él – Y no permitiré que vuelvas a tocar a ese maldito, pues eres sólo mía – la besa con euforia.

EN LA ALDEA DE LA ANCIANA KAEDE

Sango, Miroku y Shippo estaban muy preocupados, pues Inuyasha aún no despertaba. Lo habían encontrado cerca del pozo devora huesos inconsciente con heridas que claramente las había perpetuado su medio hermano.

Intentaban deducir que fue lo que ocurrió entre ellos y más aún por qué Kagome aún no volvía con ellos.

-INUYASHA: Aaaaggg – se queja, las heridas proporcionadas por el yokai habían sido profundas, estuvo a punto de amputarle la mano – Maldición... me duele todo el cuerpo.

-SANGO: ¡Inuyasha! Qué bueno que por fin despiertas. Nos tenías preocupados.

-MIROKU: Explícanos Inuyasha, ¿qué pasó entre tú y Sesshomaru?

-INUYASHA: ¿A qué te refieres? – lo mira confundido – No he visto a ese idiota hace tiempo.

-SANGO: Pero, esas heridas que tienes te las hizo Sesshomaru – le muestra las vendas que tenía en el brazo, el hanyou no las había percatado.

-INUYASHA: ¿Y por qué ese tonto me hirió? – Reacciona de repente - ¡Kagome! ¿Dónde está? ¿Se fue con ese maldito? – gruñe con enojo

-SHIPPO: ¿Por qué Kagome haría algo así? Ella nos quiere y no nos dejaría abandonado así nada más. Debiste haberle hecho algo o se enteró de lo de Kikyo... ¡perro tonto!

-INUYASHA: Cállate Shippo – lo golpea en la cabeza.

-MIROKU: Ahora comprendemos el por qué no ha venido. Ay Inuyasha aún no aprendes – mueve la cabeza en signo de negación.

Mi cuerpo es tuyo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora