31. La verdad

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Dos semanas después.

Mi cuerpo tiembla, los escalofríos recorren mi piel, no puedo moverme y no puedo gritar, ni siquiera puedo ver algo, todo está oscuro. De pronto siento algo golpearme la cabeza, caigo al suelo y mi vista se nubla.

Al abrir mis ojos me doy cuenta que estoy sobre mi cama, sudando un poco y con mi respiración acelerada.

Miro a mi alrededor y estoy sola en mi habitación, volteo a mi lado y el reloj marca las 2 de las mañana. Joder sólo ha sido un sueño. Tallo mi cara y me levanto de la cama para dirigirme a la cocina por un vaso de agua, en cuanto entro a la cocina, escucho la puerta principal abrirse, me estremezco tan rápido como me es posible.

Salgo de la cocina y comienzo a buscar algo con que defenderme, y me preparo para correr con Luke lo más rápido que pueda, sin embargo cuando la puerta se abre veo algo que no esperaba en lo absoluto.

Aún con las luces apagadas, logro reconocer su silueta en la oscuridad —¿Luke?

En cuando Luke escucha mi voz, se detiene en seco y parece tensarse de inmediato. Me acerco a la lámpara más cercana y la enciendo, él dirige su mirada hacia mí lo más rápido que puede.

—Camila —Dice mi nombre por lo bajo —Creí que dormías.

Frunzo mi ceño y comienzo a examinarlo, él lo nota.

—¿De dónde vienes? —Pregunto confusa. No entiendo esto, ¿A dónde fue si son las 2 de la mañana?

—Sólo salí —Se encoge en hombros, se quita su chaqueta y la arroja en el sillón —Ven, vamos a dormir —camina y pasa por un lado de mí.

Rápidamente me giro hacia él para tomarlo del brazo, él se detiene y me mira.

—Espera... ¿Qué estabas....? —No termino de cuestionarle pues me interrumpe.

—Camila, no empieces con tus cosas, sólo estaba afuera ¿Si? —Él se zafa de mi agarre y continúa caminando.

—¿A las dos de la mañana? —Me doy la vuelta para seguirlo, él se dirige a su habitación, prende las luces y luego se sienta en la orilla de su cama para quitarse los zapatos.

—¿Qué tiene de malo que sean las dos de la mañana? —Levanta la vista hacia mí.

—No tiene nada de malo, sólo que no entiendo a qué sales.

—No podía dormir hoy, ¿De acuerdo? —Su mira sigue fija en mí como si comenzara a enojarse.

—¿Hoy? No me mientas, te he escuchado salir y  llegar a casa demasiado tarde en los últimos días. Al menos te agradecería si me avisarás —Me cruzo de brazos, él rueda sus ojos ¿Qué le pasa?

—Deberías dormir en vez de vigilarme —Finge una sonrisa, su respuesta me sorprende pero no dejo que me afecte. Se quita la camisa y se recuesta sobre la cama.

—¿Cómo pretendes que duerma cuándo no sé a dónde vas o con quién estás a las jodidas dos o tres de la mañana? —Pregunto cínica.

—He dicho que no empieces con tus cosas, lo que menos quiero ahora es discutir, vete a tu habitación e intenta dormir, ya mañana hablaremos de esto, ¿De acuerdo? —Responde frustrado.

—¿Por qué no hablarlo ahora?

—Ahora no Camila, sólo quiero dormir —Coloca su brazo en su cara para cubrir su ojos —Ve a dormir.

—Luke...

—Basta Camila, estoy cansado —Esta vez levanta su voz un poco más.

—No me iré hasta que me digas porqué has estado saliendo de la casa en cuanto me duermo.

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