Cualquier aficionado a la caza hubiera dado por muerto a aquel mounstro y se hubiera marchado a casa. Cualquiera hubiera torturado a la bestia hasta saciar toda su rabia e indignación. Cualquiera se hubiera podido aprovechar del pobre animal que lucía ahí, indefenso.
Pero Alfred no era un aficionado. Él miraba a la serpiente, ahora reposando en una especie de camilla —que él mismo implementó a última hora— y con vendajes, en la celda que había preparado para él. Observaba sus largas manos y su pecho vendado, subiendo y bajando despacio con cada respiro. Observaba como cada escama decoraba algunas partes de su cuerpo como si de joyas se tratasen, hasta hacerse más densas conforme llegaban a su vientre y formaban su larga cola — que salía de la camilla. — Su rostro había dejado de tener esa expresión tensa y aquella sombra color oscuro alrededor de sus ojos, dejando ver un rostro bastante atractivo, con unas cejas bastante tupidas y los mechones dorados enmarcándolas distraídamente. Era increíble pensar que se trataba de un mounstro.
—Ugh...ugh —el mounstro ajustó los ojos, comenzando a despertar e incorporarse.
—Aún no —Alfred lo detuvo poniendo su mano contra el pecho de Arthur y haciendo que permanezca acostado— »tu espalda aún sigue muy lastimada —. Arthur no podía creer lo que veía —»ven, ahora sí — aquel humano lo jaló con delicadeza del brazo y acomodó la almohada en su espalda.
—¿Y bien? —el humano lo miraba con curiosidad, apoyando la barbilla en una mano y reposando el otro brazo sobre su pierna. Arthur sólo se quedó mirándolo con asombro, ladeando su cabeza. ¿Qué hacía él en un lugar así? ¿Qué tenía planeado aquel humano? ¿Por qué estaba vendado? ¿Había intentado curarlo? Pero... ¿por qué? ... las preguntas iban y venían en la mente de Arthur mientras miraba a aquel humano de ojos... ¿esos eran zafiros? ¿y por qué tienen estrellas? ¡Hay estrellas ahí! — »¡Hey! Te estoy hablando... —el humano ahora movía su mano de un lado a otro frente a Arthur.
Arthur comenzó a ver borroso. Y su instinto le dijo que había una presa. Él sacudió la cabeza un poco, tratando de despertar sus sentidos, pero había algo frente a él, moviéndose...
Y Arthur expendió su cuello y lanzó un mordisco.
—¡Hey! ¡Casi me muerdes! —le reclamó el humano. Su presa había escapado. Ya no había nada moviéndose frente a él. Su estómago seguía revolviéndose. Ya había pasado más de un mes...
Alfred se sorprendió un poco ante la abrupta reacción de la serpiente, aunque luego recordó que, al vendarlo, había notado lo delgado que estaba, sus costillas y columna podían sentirse con facilidad.
—Hey, toma, ten... —la nariz de Arthur captó el fresco olor de sangre, y dos puntos borrosos color plomo siendo lanzados hacia él; y su instinto no le falló al atrapar a ambas carnadas con rapidez y tragarlas. Pudo sentir su faringe estirarse con el alimento mientras lo engullía. Era satisfactorio. Completamente.
Alfred miraba con curiosidad mientras la serpiente engullía a los ratones con tanta satisfacción que no pudo evitar dibujar una sonrisa en su rostro. La serpiente también comenzó a sonreír, con los ojos cerrados como si quisiera alargar el momento lo máximo posible.
Al fin, la serpiente dejó su pequeño paraíso y abrió los ojos, dirigiéndose hacia el humano que, suponía, le había lanzado tan buen alimento.
—Gracias.
Y esta vez, Alfred se quedó sin palabras.
Arthur se quedó viéndolo un momento más. El humano estaba vestido con un pantalón caqui con muchos bolsillos, tenía un cinturón con herramientas y un polo simple, con un collar metálico que reposaba sobre sus bíceps, con brazos al parecer bastante fuertes, que terminaban en sus manos cubiertas con guantes oscuros. Su rostro era bastante bonito, y sus brillantes ojos resaltaban además de su cabellera rubia con un mechón que se rebelaba a la gravedad.
Arthur, además, notó que en el brazo izquierdo, aquel humano tenía el símbolo de los cazadores. Cazadores que disfrutaban torturando y matando a cientos como él. Cazadores que quemaban bosques, sus hogares y a ellos mismos. Cazadores como los que mataron a sus padres. Entonces Arthur sintió rabia y miedo. Por una fracción de segundo, había pensado que quizá el humano era diferente. El destino estaba siendo cruel.
Arthur apartó la mirada rápidamente del cazador. Sus uñas comenzaban a enterrarse en sus puños cerrados. Ahora todo tiene sentido. Quizá lo torture hasta rebelar la posición de más seres como él, de Scott y sus hermanos, de todo aquel que fuera diferente.
Alfred sacudió la cabeza.
—¿cómo te llamas? —preguntó con voz tranquila.
Arthur no respondió. Arthur no iba a responder nada por nada del mundo. Él no permitiría que la desgracia llegase a alguno de ellos. Y si él tenía que ser fuerte y soportar más, lo haría.
El sería el único prisionero que tendría ese cazador. Y, quizá, el último.
...
Alfred notó cómo la serpiente apretó los labios y sus puños, y miró hacia abajo con amargura.
Él conocía esa expresión. La había visto cientos de veces en las caras de las personas cuando pasaban por algo doloroso, la había visto esa mañana en el rostro de los esposos en el local, la había visto años atrás en él mismo, cuando un grupo de lobos atacó a su familia, dejando a su hermano paralítico y a sus padres muertos.
La razón por la que él ahora es cazador. La razón por la que no soporta ver a las personas tristes. El dolor de perder a quienes más amas de un momento a otro sin poder siquiera decir adiós. Alfred entonces sonrió. No permitiría ver otro rostro triste.
—¡Hey Dude!, si no deseas hablar, esta bien —comenzó a hablar Alfred, animadamente— ¡pero algún día tendré que saber tu nombre!
Arthur no respondió.
—Mientras tanto, — Alfred se rascó la cabeza por un segundo, luego vociferó— ¡te llamaré 'cutie'!, o ¿qué te parece 'darling'?
Arthur giró los ojos. Aquellos eran los apodos más ridículos que había escuchado.
Y Alfred soltó una sonrisa.
—Nos vemos más tarde, Sweetheart —se despidió al salir de la celda.
Arthur sólo resopló. Aunque agradeció la soledad.
Ahora podía pensar en su plan de escape sin aquel ruidoso cazador.
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Howdy guys!
Si, puse palabras en inglés.
Para los que no entendieron, las traducciones más cercanas son las siguientes:
Dude: chico / muchacho
Cutie: atractivo, pero de forma bonita / bonito.
Darling: querido
Sweetheart: se usa como una forma de llamar a alguien de cariño. Como decirle "querido" o "amado".
¡Nos vemos!
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Mi serpiente favorita [UsUk fanfic]
FanfictionAlfred es un cazador de serpientes americano instalado en la selva. Una comunidad solicita sus servicios para liberarlos del aterrador mounstro que merodea el lugar. Alfred irá a rescatarlos- como un héroe lo haría - sin imaginar que caería en las...