Camus cogió su bolsa que había depositado en el suelo momentos atrás y se dirigió a la habitación, justo donde había ido Milo. Cuando entró vio al griego cambiándose de ropa pero ni se inmutó y dejó su bolsa de viaje sobre la cama.
- ¿Dónde coloco mi ropa? - preguntó fríamente.
- Vaya, creía que eras más listo francesito. ¿Dónde va a ser? En el armario.
- No me jodas Milo, claro que lo sé, pero me tendrás que enseñar en qué parte de él quieres que la deje.
El escorpión abrió la puerta derecha del armario y le mostró todo ese lado vacío.
- En el lado izquierdo está mi ropa, así que en el lado derecho estará la tuya. Ahora ya puedes divertirte colocándola, yo voy a colgar este estúpido papel en el salón.
Milo cogió la hoja que anteriormente les entregó Saori y fue hasta el salón, dejando al acuariano en la habitación para que comenzara a instalarse. Buscó algún hueco donde poder poner el dichoso papel y que no se viera tan ridículo, hasta que se le ocurrió que podría colgarlo en la nevera. Así que fue a la cocina y lo pegó a ella con un imán. Volvió a leerlo otra vez y negó con su cabeza.
- Esto es de locos, por favor, una hoja de normas, es la cosa más infantil que he visto en mi vida.
Escuchó cerca los pasos de Camus y vio como entraba en la cocina.
- ¿Ya has terminado?
- Sí – respondió el francés.
- Bien, quizá ahora deberíamos hablar de las propias normas que tengo yo en mi casa – dijo el escorpión mientras se apoyaba contra la encimera y se cruzaba de brazos – Primera regla, ni se te ocurra despertarme nunca, cuando lo hacen me levanto de mal humor además de que me irrita como no sabes bien.
- Pff – bufó el acuariano - ¿Y a qué hora se supone que te levantas?
- A la que a mí me dé la gana, así que no repliques. Segunda punto, a veces suelo ir por la casa desnudo y no aceptaré reproches - ¡Qué asco! ¿Cómo puedes hacer eso?
- Mi casa, mis normas. Bien, tercer punto, nada de traer a tus amiguitos aquí...si es que realmente los tienes.
¡Claro que tengo amigos, pedazo de inútil! - gritó el acuariano cabreado - ¿Y por qué no puedo traerlos si se supone que ahora también es mi templo?
- Sigue siendo más mío que tuyo y simplemente no tengo ganas de escucharos cacarear como cotorras. En fin, creo que eso es todo por ahora, ya puedes desaparecer de mi vista.
Camus se lo quedó mirando fijamente a los ojos sin decir absolutamente nada. Después se marchó de la cocina. Durante el resto de la mañana, no volvieron a dirigirse la palabra en absoluto. Sus demás compañeros estaban en los entrenamientos, así que se distrajeron haciendo cosas, Camus tocaba el piano mientras que Milo navegaba por Internet en su portátil, estando sentado en la mesa del salón.
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Del odio al amor hay un paso
FanfictionTodos conocemos la famosa relación Milo x Camus. ¿Pero qué pasaría si le damos la vuelta a la tortilla? ¿Y si Milo y Camus se odiaran a muerte? ¿Se cumpliría aún así el dicho de que "quién se pelea se desea"? ¿Llegarían a amarse? ¿Es el destino de M...