Capitulo 7

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tuve la oportunidad de disfrutar del sentido de sus palabras
exactamente tres segundos antes de que pusiera un brazo
firme sobre mis hombros y comenzara a dirigirme hacia la
salida.

―¿Qué...? ―comencé, pero su férrea expresión me tranquilizó y
seguí su iniciativa caminando constantemente, pero no corriendo del
todo, hacia una entrada.

Una vez en la calle, se dirigió hacia el metro.

-¿A dónde vamos? -pregunté, sin aliento por mi ritmo rápido.
Vi a alguien con quien no quería toparme. Deslizó su teléfono
celular de su bolsillo y marcó velozmente un número. Al no obtener
respuesta, colgó y lo intentó con otro.

-¿Te importaría decirme qué está pasando? -pregunté,
confundida por su cambio de personalidad repentina. En un instante
un Príncipe Encantador se había transformado en un Chico de Agente
Secreto.

-Tenemos que encontrar a Jules -dijo Vincent, hablando más
para sí mismo que para mí-. Su estudio de pintura está a la vuelta de
la esquina.

Me detuve y, puesto que me había sujetado por el brazo, lo
empujé hacia atrás.

-¿De quién estamos huyendo?

Tomó un gran esfuerzo para Vicent recomponerse.

-Kate. Por favor, permíteme explicarme después. Es
verdaderamente importante que encontremos a uno de mis... amigos.

La maravillosa sensación de hace cinco minutos había
desaparecido. Ahora sentía ganas de decirle que siguiera adelante sin
mí. Pero considerando lo que mis días habían consistido últimamente,
decidí lanzar la precaución (y el aburrimiento) al aire y seguirle. Me
llevó a un edificio de apartamentos que prácticamente rezumaban con
el viejo encanto de París cerca de la Iglesia de Sant Paul. Subimos por
una escalera de madera fuertemente enrollada hacia el rellano del
segundo piso. Vincent llamó una vez ante de empujar la puerta abierta.
Las paredes del estudio estaban cubiertas de pinturas por todo el
camino hasta lo alto del techo. Desnudos reclinando colgaban junto a
paisajes de ciudad de aspecto geométricos. La sobrecarga visual de
color y forma era tan abrumadora como el fuerte olor a aguarrás. En la
esquina, alejada de la habitación, una mujer increíblemente hermosa
estaba tendida a través de un sofá verde esmeralda. Vestida con una
bata de baño pequeña que apenas la cubría, bien podría haber estado
desnuda.

-Hola, Vincent -lo llamó a través de la habitación, con una baja
voz ronca que no podría haber ajustado mejor con su belleza seductora
que si la hubiera adquirido en un ya set emparejados.

El amigo de Vincent, Jules, salió de un pequeño cuarto de baño
más allá del sofá. Limpiando algunos pinceles goteando sobre un trapo,
dijo sin levantar la mirada:

-Vincent, hombre. Acababa de empezar aquí con Valerie.
¿Recibiste la llamada de Jean Baptiste?

-Jules, tenemos que hablar -dijo Vincent con un sentido de
urgencia que hizo que Jules sacudiera su cabeza hacia arriba. Me miró
con sorpresa y luego, viendo la cara de Vincent, su propia oscuridad.

-¿Qué está pasando?

Vincent se aclaró la garganta, mirando inexpresivamente a Jules.
Pronunció sus palabras con cuidado.

-Kate y yo estábamos caminando alrededor de la Villa Sant Paul
y vi a "alguien" allí.

La palabra en clave significó algo para Jules. Sus ojos se
estrecharon.

―Fuera ─dijo mirándome de reojo y se dirigió hacia la puerta.

-Vuelvo enseguida, Kate -dijo Vincent-. ¡Oh! Y esta es Valerie,
una de las modelos de Jules.

Mi Vida Por La TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora