Capítulo 28

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En ese intercambio de miradas, las emociones sentidas hacían que ambas pieles se erizasen. Emma no sabía si reí o llorar. Regina asentía como si entendiese la ausencia de palabras de la amada. En ese momento, cogió una de sus manos y le acarició los dedos con ternura.

«¡Qué bien verte mejor!» dijo la reina

Emma se pellizcó los labios y se sonrojó, escondiendo una sonrisa

Cuando Regina tomó aire para decirle otra cosa, Henry apareció para abrazar a su madre morena.

«¡Mamá! ¡Qué bien que viniste!» el muchacho la abrazó eufórico. Regina, con sus brazos alrededor de él, miró a Swan contrariada. Todo lo que la rubia podía hacer era menear la cabeza y ver cómo su hijo arrastraba a su madre hacia una de las mesas «Ven, mamá, quiero que pruebes esta tarta. La ha hecho Granny» decía él mientras arrastraba a la alcaldesa.

Emma se viró para verlos, pero acabó siendo rodeada por los amigos a los que faltaba por dar las gracias.

Al mismo tiempo que iba contando sus aventuras en el puerto a los que la tenían rodeada, Swan buscaba siempre mirar a Regina se reojo, a escondidas. Vio que le habían dado un gorrito como el que todos llevaba en la cabeza. Le gustó cuando la vio darle a Henry en la boca un pedazo de tarta, y hasta quiso sonreír al verla reír y bromear con el bebé Neal.

Regina también la miraba, una que otra vez, desde cierta distancia. Le guiñó el ojo en una de las veces, y Emma sintió cómo explosionaba por dentro de alegría, pero al mismo tiempo de incertidumbre.

Ahora la que no tenía valor era Emma. La invadió el miedo de llegar hasta Regina y besarla, mirarla. Lo deseaba, pero no sabía si hacer eso en frente de todo el mundo, aunque todos lo supiesen, sería conveniente.

Se disculpó ante los amigos y se fue a sentar en la barra donde su padre saboreaba una generosa jarra de cerveza. El hombre se lamió los labios, y la vio llegar con el desánimo en su rostro, lo que no entendió.

«¿Emma? ¿Qué pasa?»

«No sé, papá. No sé» dijo ella con tono afligido

«No sabes, ¿eh?» dejó la jarra en la barra y se cruzó de brazos, sin dejar de mirarla «Creo que sé lo que te pasa»

Ella levantó su mirada hacia su padre

«¿Los sabes?»

David afirmó con la cabeza

«Regina»

Emma sonrió irónica, movió la cabeza negativamente y suspiró

«No sé lo que me pasa» Emma la miró a lo lejos, por encima del hombro «Me siento extraña. Quise tanto que me fuera a ver al hospital y ahora me siento idiota»

«Necesitáis hablar. Lejos de aquí. Solas»

«Ya. Es lo que yo también querría»

«Entonces, ¿a qué estás esperando? Sácala de aquí y acaba ya con todo esto»

«¿Acabar?» Emma preguntó asustada

«No acabar en el sentido de...acabar. Sino que te arregles rápido con ella»

La salvadora se giró. Se puso recta y decidió seguir el consejo del padre.

«Creo que es eso lo que voy a hacer. Deséame buena suerte»

Él sonrió

«Emma, estate tranquila. El que haya venido ya es un gran paso. Tú le gustas, me di cuenta en el hospital» Swan quiso escuchar lo que el padre tenía que decir «No fue únicamente mi sangre la que te salvó ese día. Fue ella también. Y tú la protegiste, siendo tu alcanzada por la bala. Ella lo sabe» David miraba a Regina y con mucha comprensión asintió para Emma «Vete. No pierdas más el tiempo» le dio una palmada en el hombro sano.

STARTING TO FIND THE LASTING LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora