Cap. 14

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Llegue a casa casi a las 9 de la madrugada, Ashton, aprovechando el que estuviera distraída y relajada, antes de dejarme en casa había pesado mi mejilla, no había podido controlar el sonrojo que se extendió por mi rostro, el al notarlo había sonreído triunfante. Cuando entre por la puerta mi madre estaba desayunando, no dijo nada al respecto de que alla llegado a casa en piyama, con el cabello húmedo, ni pregunto en que momento de la noche me había escapado, solo me sonrio y procedió a hacerme un café con leche -no la detuve ya que, aunque había desayunado horas antes, el mar había hecho que el hambre volviera-.

Mama, al igual que el día anterior, no lucia como normalmente lo hacia, no llevaba los ojos rojos e irritados, olía a flores -no a tabaco y alcohol y otros olores desagradables que nunca quise saber que eran-, su cabello castaño estaba peinado, sus rizos acumulados en sus hombros, su piel comenzaba a pasar de aquella palidez enfermiza a un tono mas fresco, algo como la vainilla pero unos tonos mas oscuros.

Cualquiera que mirara a mi madre y luego me mirara a mi no dudaría en que tenemos lazos de sangre, y cuan equivocados se encontrarían.

Mi madre solo tuvo a un bebe en su vientre, y casi le cuesta la vida, y, obviamente, estoy hablando de Kyler. Mi madre es estéril, de milagro había podido tener a Kyler en su vientre por 8 meses, hasta que que rompió bolsa, casi había muerto en el parto porque, como si no fuera el colmo, tenia un soplo en el corazón. Luego del nacimiento de Kyler ella y papá habían querido otro hijo por lo que adoptaron a Daniel con 4 años, luego de 10 años a mi con 10 y finalmente, luego de 7 meses, a Lía cuando apenas era una pequeña bebé de un año.

Repentinas ganas de reír me invadieron al pensar en Daniel, el era el que mas resaltaba de la familia, y no estoy hablando por su beca deportiva ni nada parecido, sino que lo decía de forma que si lo miraban a el, y luego miraban al resto de la familia notarían a millas que el era adoptado porque, y esto tal vez suene racista, Daniel era de piel oscura, pero no llegando al negro, era como un tono achocolatado, suave, de pequeña siempre me había gustado su tono de piel, como una niña inocente recuerdo haberle dicho que cuando fuera mayor haría que mi piel fuese como la de él, él se había reído, pero no arruino mis sueños de ser como él.

Él y yo siempre habíamos tenido buena relación, el había ayudado a cuidar de mi cuando Kyler tuvo su... arrebato, la cicatriz sobre mis costillas era una prueba de que el estaba enfermo de la cabeza.

Al terminar de tomar el super mega especial café con leche de mi madre -el cual siempre era una delicia, no podía compararse con ningún otro café con leche, tal vez era la pizca de canela que siempre incluía-, y de aclararle que no había hecho nada indebido con Ashton, subí las escaleras para darme un largo baño, al volver a bajar, ya sin sal en mi cuerpo y cabello y con otra ropa, mi madre revolviendo algo que olía delicioso en una hoya, prepare la mesa y fui a buscar a Lía.

Ella ya estaba despierta, peinada y vestida, se encontraba sentada en el medio de su cama viendo Scooby-doo, me senté a sus espaldas con mis piernas extendías a cada lado de su cuerpecito, la abrace y apoye mi mentón sobre su cabeza rubia, ella puso sus manos sobre las mías.

— Mama ha vuelto... — Su voz estaba ahogada, como si aun no pudiera creerlo, y era totalmente entendible.

Después de que papá alla muerto por cáncer mamá no fue la misma, por no se exactamente cuantos meses había tomado antidepresivos, luego había pasado al alcohol y demás drogas, y así es desde hace 2 largos años... Era.

— Si... Ha vuelto.

— ¿Se quedara? — Su pregunta fue acompañada por la sensación de una gota cayendo en mi mano derecha, la estreche mas contra mi pecho.

— Eso espero, cariño. — Bese su cabello.

Ella se volvió hacia mi y dejo que la acunara en mis brazos mientras me balanceaba de atrás hacia adelante y tarareaba una canción que no tenia ritmo ni letra. Cuando se hubo calmada se alejo de mi, limpie sus lagrimas y le sonreí, luego de lavarse el rostro fuimos a la cocina, la comida ya estaba en la mesa y mamá hablaba animadamente por teléfono, al vernos sonrio enormemente.

— Aquí están... Si, adiós, cariño. — Con su mano me hizo una señal para que me acercara, me dio el teléfono y luego llevo a Lía a la mesa y puso un plato humeante de un delicioso estofado.

— ¿Hola?

— ¿Esa de verdad era mamá? — Reconocí la voz de Daniel, su tono era de sorpresa.

— Si... Ella parece ser mamá, pero la de hace dos años, Daniel. — Obvie lo obvio solo porque no podía creérmelo aun.

Podía hablar con libertad ya que la mesa estaba a una considerable distancia del teléfono, lo escuche soltar un suspiro tembloroso, ninguno de los dos jamas había pensado que esa mujer que los había abrazado y todas las mañanas antes de dejarlos salir por la puerta hacia la escuela les exijia un beso volvería. Ninguno de los dos nunca había podido creer que eso pudiera pasar, y estaba pasando.

Vi a Lía reír y mirar a mamá con ojos cristalinos. Hasta la pequeña Lía había perdido aquella esperanza, ni siquiera ella pensaba que volvería a verla sonreír.

— ¿Hace cuanto esta así? — Pregunto.

— Con hoy son dos días. Si tan solo pudieras ver como esta Lía en este momento... — Mis propios ojos se cristalizaban al verla. — Dan, si mamá vuelve a caer Lía no podrá soportarlo.

Sentía un nudo en la garganta ante esa perspectiva, lo que no había dicho es que creía que yo tampoco podría soportarlo.

— Lo se, pero nos tendrá a nosotros, igual que tu, Bonnie.

Les di la espalda a mi madre y Lía para pestañas, una lagrima bajo por mi mejilla a la carrera, aquel antiguo apodo había podido con mis defensas. Ese apodo me había sido puesto hace 10 años, a esa edad tenia unas paletas de conejo inmensas y Dan, ya que era mayor que yo, me molestaba llamándome Box Bonnie, aunque con los años el apodo se había vuelto cariñoso, ademas, mis paletas de conejo se habían ido.

— Vale, eh... Iré a comer, cuando termine te llame, ¿Si? — Necesitaba componerme.

— Esta bien, hasta dentro de un rato, Ruth. — Se despidió y colgó.

Me quede con el teléfono en la oreja para simular que aun hablaba con Dan mientras me relajaba y en mi cabeza iba colocando las cosas en su sitio. Deje el teléfono y me senté en mi lugar a un costado de Lía, ella me sonrio, mamá me puso un plato de comida enfrente y también me sonrio.

Me le quede viendo pidiéndole a Dios -y era una sorpresa ya que yo era atea- que ella no volviera a caer.

Vale, tenia pensado escribir la cita de Ruth y Ashton en este capitulo pero se me hizo muy largo, así que en el siguiente sera la cita.

Espero que les alla gustado, chicas. La verdad, este capitulo no me tomo mucho esfuerzo en escribirlo, espero que tampoco me lleve mucho esfuerzo el siguiente c:

Adiós, bebas.

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