Capitulo 38 (Pov Christian)

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No puedo soportarlo, mi Ana está devil y en este momento no podría aguantar un parto, y todo por culpa de lo que ha pasado, por mi culpa.

A Ana no la digo nada, podría alterarse más y no quiero eso, ella necesita reposar, no más malas noticias, haré lo que sea por ella y nuestro hijo, y si he ocultado esto es por su bien, pero se acabó, mi pequeña es inteligente y se ha enterado.

_Mi amor, todo va a estar bien, nunca dejaré que te pase nada, tienes que estar relajada, no pienses eso ahora pequeña, recuerda que estoy aquí para cuidarte y asegurarme de que estés bien, y te juro que cuando llegue el momento, estarás preparada, de otra manera...te juro que me muero. — Digo intentando animarla, pero no me sale, trato de estar bien pero solo pensarlo siento un dolor desgarrador en el pecho que no me deja respirar.

_Lo sé Christian, confío en tus dotes como médico, vas a ser el mejor doctor del mundo, los hospitales desearán tener a un doctor como tu, no lo dudo, y estoy tranquila porque tú mi amor, me haces estar bien y en cuanto llegue el día y nazca nuestro pequeño, estaré preparada porque estarás conmigo, prometo quedarme en la cama y aceptar tus cuidados. — Dice Ana intentando animarme, llevando mi mano a su vientre.

Mi Ana como siempre consigue animarme, es la mujer más dulce y hermosa del mundo, y es mía, daría mi vida por ella.

Acaricio el vientre de Ana donde descansa nuestro pequeño, no puedo evitar sonreír, quiero ver a mi hijo, a quien pienso cuidar y darle todo lo que me pida y más, igual que a Ana, ellos son mi familia, el sentido de mi vida.

_Te quiero Ana, y todo va a estar bien, solo dejame cuidarte, recuerda que soy tu doctor y yo mando. — Digo y sonrio al ver la hermosa sonrisa de Ana, la cual provoca mi felicidad. Si ella es feliz, yo lo soy, mi felicidad está en sus manos.

_Si doctor, dejaré que me cuides, pero prometeme que vas a quedarte aquí conmigo, necesito tu compañía.
— Dice Ana con cara de corderito degollado.

_Será un placer Ana, de hecho es lo que pensaba hacer. — Digo y me tumbo a su lado, podiendo disfrutar de su cercanía, de su abrazo, de sus besos, simplemente no se que sería de mi sin su amor y cariño, Ana es demasiado buena para este mundo, es perfecta.

Ana besa mis labios con delicadeza, el beso se va intensificando y muero de ganas, pero no creo que sea buena idea, Ana no puede hacer esfuerzos.

_Oh vamos Christian, te necesito.
— Dice Ana acariciando mi pecho, haciéndome estremecer, me esta provocando y al final voy a caer.

_No Ana, por favor, nada de esfuerzos, lo deseo nena te lo juro, pero no se puede. — Digo tratando de contenerme.

_No pasará nada Christian, házmelo lento, quiero ser tuya, ¿por qué me haces esto?. — Dice Ana y su mano baja a mi miembro, lo que me provoca tener una gran ereccion, mi miembro ya hasta duele, no puedo más.

_Anastasia, te deseo, amo tu cuerpo, pero ahora no es el momento, tienes que descansar. — Insisto, pero sus caricias me tientan y acabo poniéndome encima suya, la cojo de las manos para que no pueda moverse y acerco mis labios a los suyos.

_Eres mía nena, sólo mía. — Susurro muy cerca de sus labios.

Ana se muerde el labio inferior, se que esta muy excitada, quiere que este dentro de ella, y en este instante no puedo negarme, es imposible escapar de sus encantos.

_Solo tuya Christian. — Dice Ana excitandome más.

Sin poder más, mis manos bajan a su sexo, me encanta que esté tan mojado, eso quiere decir que Ana tiene ganas de mi.

Miro la cara de excitacion de Ana y mientras, introduzco un dedo en su sexo, lo que la hace gemir, sus gemidos son una melodía para mis oidos.

_Christian, por favor. — Suplica Ana.

Al escuchar sus súplicas, me deshago de ese camisón blanco de seda que lleba puesto, acaricio su cuerpo con suavidad y me deshago también de su ropa interior, podiendo deleitarme con su cuerpo desnudo.

Mi excitacion es demasiada, me deshago de mi ropa y me hundo en ella con delicadeza, recordando que está devil, siendo cuidadoso.

Mis embestidas son lentas pero placenteras, nunca me cansaré de hacerla el amor, cada vez siento más placer.

Tras varias embestidas, juntos llegamos al orgasmo, me quito de encima suya y la abrazo con fuerza.

_¿Estas bien pequeña?. — Digo con miedo de haberla podido causar algún daño.

_Si Christian, más que bien. — Dice Ana tierna, sin parar de sonreírme.

Me pierdo en sus ojos azules hasta que el cansancio me vence y me dejo llebar por los brazos de morfeo.

A la mañana siguiente...

Despierto por el ruido de los truenos, como casi siempre en Seattle, está lloviendo.

Abro los ojos y al ver el otro lado de la cama vacío, me altero, ¿dónde está mi Ana?

_¿Ana?. — Grito nervioso.

_Estoy en el baño Christian.
— Contesta Ana

Mi corazón se calma al escuchar su voz, tengo miedo a perderla.

Ana sale del baño y vuelve a la cama, esta tiritando porque hace mucho frío así que no dudo en abrazarla.

_Te amo Christian, me encanta estar entre tus brazos. — Dice Ana clavando sus ojos azules en mis ojos grises.

_Yo más a ti pequeña, ¿cómo te encuentras?. — Digo sin apartar mi mirada de ella ni por un segundo.

_Bien Christian, tus cuidados están haciendo efecto.

_Me alegra oír eso Ana, necesito que estés bien.

Mis labios se juntan con los suyos ansiosos, nunca me cansaré de sus labios, mi sabor favorito es el sabor de sus besos. Mi adicción por ella es demasiada.

Nos separamos de un tierno beso y nos quedamos abrazados hasta que tengo que ir a la universidad. No tengo ganas de ir, quiero quedarme con Ana, pero es mi obligación.

Me levanto de la cama y dejo a Ana dormida, antes de irme la beso en los labios y me marcho preocupado, no me gusta dejarla sola.

Camino a la universidad, me cruzo con Elena, que no viene sola.

Maratón 1/2

Embarazo inesperado (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora