capítulo 11

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Harry y tú camináis despacio por la calle del instituto. Notabas que estaba nervioso, asi que acariciabas su mano y le sonreiste, cosa que pareció tranquilizarle. Aún notas como algo extraño su mano rodeando la tuya, pero a pesar de eso, es una sensación que te agrada.

-¿Qué quieres saber? -pregunta Harry de repente.

Lo miras. Parece que se ha puesto serio, algo que no suele ocurrir demasiado a menudo.

-Todo lo que me quieras contar -te encoges de hombros.

-No se me da demasiado bien hablar de mí mismo... -suspira.

-Ya, pero a veces responder a preguntas directas de los demás puede doler más que decir lo que tú quieras y como tú quieras.

Harry ladea la cabeza. 

-¿Ya has asumido que lo único que hay que contar de mi vida son cosas que duelen?-ladea una sonrisa.

Tú te sonrojas levemente, pues tiene razón.

-Tranquila, princesa, es la pura verdad. Pero prefiero que preguntes tú.

No tienes ni idea de qué preguntarle, así que dices lo primero que se te ocurre.

-¿No estudias absolutamente nada?

Suelta una carcajada.

-No le veo la gracia -dices.

-La tiene -sonrió-. Es curioso que lo primero que me preguntes sea eso...-dijo mirandome fijamente. 

-No se me ha ocurrido otra cosa -admites.

-Nunca dejes de ser sincera, es una de tus mejores cualidades -dice Harry, a quien toda la situación aparenta importar menos de lo que en realidad lo hace.

-De entre muchas -respondes guiñando un ojo, imitando lo que él te ha dicho antes.

-Sin duda -te mira-. Te voy a ser sincero. Me sorprende incluso que llegara a aprender a leer y a escribir y todas esas otras cosas que sé. No me recuerdo a mí mismo atendiendo en clase nunca, aunque por lo visto, lo hice alguna que otra vez. Jamás he estudiado, supongo que simplemente porque tomaba el no hacer nada como protesta contra mis padres, contra el mundo. Así que en cuanto llegué a la edad mínima, dejé de estudiar.

Dos cosas te resultan bastante llamativas. La primera es que un chico al que conoces desde hace unos días te cuente cosas al parecer tan privadas.

La segunda es la propia personalidad de Harry, y tu reacción hacia ella. Ese chico te gusta lo suficiente como para que no te importe si está en la universidad de Oxford como si no ha estudiado jamás.

Seguramente tus padres no opinarán lo mismo, pero ahora mismo no te preocupas demasiado por eso; sólo te preocupan tus sentimientos.

-Y… ¿por qué protestabas contra tus padres?

-Porque nunca eran como yo quería que fueran.

-No entiendo a qué te refieres con lo de que “nunca eran como tú querías que fueran”.

Harry para de andar y te mira.

-Supongo que unos padres de acogida no podían ser jamás lo que yo quería que fueran… no podían ser mis padres de verdad, los biológicos.

Te llevas las manos a la boca, sin poder creerte lo que te acaba de decir, intentando asimilar toda la información que estabas recibiendo. Harry sonríe, intentando quitarle importancia al asunto, pero ves que sus ojos se humedecen, así que comienza a andar de nuevo para que no le mires a la cara.

I Hate you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora