capítulo 7

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Los labios de Harry se deslizan sobre los tuyos dulcemente, sin prisa.

Sientes que si alguna vez besaras a un ángel, éste no lo haría ni la mitad de bien que lo hace Harry.

De repente, notas que el chico te coge de la muñeca y tira de ti hacia el interior de un armario. Él también se mete dentro con rapidez, y cierra la puerta con cuidado de no dar un golpe.

-¿Qué…? –preguntas, desconcertada.

Harry no dice nada, sólo te pone dos dedos en los labios, para que no hables.

Justo entonces escuchas unos pasos acercarse y la puerta de la habitación abrirse.

Contienes la respiración.

Debe ser alguno de los trabajadores del zoo que vaya a alimentar a los peces o algo así.

La mano de Harry roza suavemente tu mano, y te fijas en que vuestros cuerpos están totalmente pegados, tu espalda contra su pecho. El armario es un sitio bastante pequeño, así que no habría otra forma de que los dos cupierais ahí dentro.

-Toma tu traje, anda, vamos a darles de comer y nos vamos cuanto antes –escuchas que dicen, y para tu sorpresa, la voz te suena.

Cierras los ojos intentando recordar y…

-Mike, este es el tuyo, el mío es ese de ahí.

¡BINGO!

Sí, ese de ahí fuera es Mike, el tipo con el que tuviste aquella cita fallida.

Jamás hubieras esperado que trabajara en el zoo. No puedes seguir pensando en eso porque Harry pasa sus labios lentamente por la línea de tu hombro, dándote pequeños besos.

Te recorre un escalofrío, y sientes que un calor muy intenso se apodera de todo tu cuerpo.

Él aparta con cuidado el pelo de tu espalda, rozando suavemente sus largos dedos en tu cuello y lo deja caer hacia delante, de modo que tu cuello queda al descubierto.

Dibuja la línea de tu columna vertebral desde la base hasta el cuello con un dedo, muy, muy despacio, como torturándote. No puedes quejarte ni decirle que pare, pues en la habitación sigue escuchándose que Mike y su compañero están poniéndose el traje, pero de todos modos tampoco quieres que pare.

Apoyas la parte de atrás de tu cabeza en el pecho de Harry, cerrando los ojos, y él te da un beso en la frente. Abres los ojos y te encuentras con los de él, más brillantes que nunca, y muy abiertos.

Ves en ellos esa picardía que caracteriza al chico, y te preguntas si lo que estás haciendo está bien. Probablemente no.

Harry coloca sus manos en tu vientre y te pega contra sí. Sientes un bulto en tu espalda, y al darte cuenta de lo que es, te sonrojas, aunque él no puede verlo.

Aquello… Aquello te hace darte cuenta de que estás metida en un armario con ese chico al que conoces desde hace dos días, que se mueve por lugares nada aconsejables, y al que ya le has entregado más de ti de lo que deberías, lo que está pasando en ese instante no debe llegar a más. Al menos por el momento.

-Vamos –escuchas que dice Mike.

Por lo visto, ya se han puesto los trajes de buceo y van a ir a alimentar a los peces.

En la propia habitación hay una escalera que conduce hasta la parte alta de la pecera, con lo cual podéis aprovechar mientras ellos suben para salir de la habitación sin que nadie se entere de que estabais en un sitio en el que no podíais estar. Y de paso, te sirve para volver a mantener una distancia de seguridad entre Harry y tú.

I Hate you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora