Mariposas

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Al llegar a casa la imagen que le esperaba había dejado en tal shock a la menor que tuvo que darse un golpesito en la cara para asegurarse de que aquello era real: su mejor amiga se encontraba en este instante en el sofá de su sala, sonriendo bajo una manta con una taza enorme de chocolate caliente en la mano... Y a su lado, con las mismas condiciones, se encontraba no otra persona que Sayaka.

Sayaka Maizono.

Por todos los hermosos cielos.

¿Y ahora qué? ¿Podía gritar? ¿Podía pedirle matrimo--- Es decir, pedirle un autógrafo? No sabía qué hacer, así que lo único que pudo lograr fue caer sobre sus propias rodillas mientras señalaba a la mayor en medios de balbuceos, esta no tuvo más reparo que reír por lo bajo.

- Tú debes ser la hermanita de Naegi-kun ¿Verdad? Eres mucho más bonita de lo que esperaba, incluso si se parecen mucho – No podía ser posible, no solo su mayor idol estaba sentada en su sofá, sino que le había lanzado un cumplido, este definitivamente era el mejor día de su vida, por favor que alguien la pellizque... Aunque el abrazo que le dedicó Cheko inmediatamente la sacó levemente de su estupor.

- ¡Maru-tan, en verdad estás bien! C-Cuando nos separamos entré en pánico y luego encontré a Mako-chan junto a Saya-chi –Entonces, se acercó lo suficiente como para susurrarle al oído – Estaba super impactada de verlos juntos y aun no lo puedo creer... ¡Pero el punto es que no estabas con ellos! C-Casi me muero de los nervios pensando que algo horrible te había pasado.

- Y-Yo... Jaja... Bueno, podría haber pasado si, pero estoy bien – correspondió entonces su abrazo, intentando calmarse ante esta lluvia de acontecimientos inesperados – Touko-chan me salvó ¡La hubieses visto! Fue tan genial, parecía una heroína de videojuegos y... Dioses, aún no sé qué habría sido de mi sin ella...

- ¿Touko-chan? ¿La chica que dijiste que habías intentado hacerte amiga o algo así? – La soltó entonces, para ubicarse en el suelo frente a ella - ¿También estaba en el concierto?

- N-No... Es una larga historia – De hecho, debía buscar la manera de hacer que toda esta locura que había ocurrido sonase creíble. Pero de eso se encargaría en otra ocasión – Aunque ahora mismo no tengo muchas ganas de hablar de ello...

- Entiendo, no debió de ser nada divertido, de hecho, no lo fue para nadie... Estábamos viendo las noticias, no han logrado dar con el culpable que inició todo este lío, de hecho ni siquiera hay huellas, es todo muy extraño, de verdad ha sido una pesadilla...

- Y que lo digas – La cantante sobre el sofá se abrazó a si misma por las rodillas, debajo de la manta azul cielo que la cubría – Fue aterrador... Por decir lo menos, me hace tanto mal que toda esta gente inocente se haya visto perjudicada por los actos imprudentes de alguna persona con problemas mentales... Y todos que habían ido a vernos... Me siento tan culpable.

- ¡No es su culpa, Maizono-san! – Ambos hermanos hablaron al unísono, presa de la vergüenza, el mayor permitió que las chicas quedaran solas, seguro tendrían asuntos de que hablar, además tenía que ayudar a traer más cosas para hacerlas sentir cómodas, probablemente acomodar el cuarto de Komaru para que pudiesen dormir con tranquilidad, aunque eso sonaba como algo utópico luego de semejante susto, y eso que no sabía cuan cerca había estado su hermana menor de la muerte.

- Es culpa de las personas horribles que hicieron esto... Por favor no asuma roles que no le competen señorita S-Sayaka... Todos estábamos muy felices de irla a ver... Por cierto ¿Mi hermano le salvó o algo así?

Descenso al paraísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora