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Con una sonrisa en la cara, Taehyung tomó a su pequeño entre brazos. Él iba a cumplir con lo que le prometió, lo iba a follar tan malditamente duro. Quería escuchar su nombre salir de esa preciosa boquita en forma de gritos gracias a sus embestidas.

Ah, no podía aguantar.

—Estoy esperando que lo haga hace mucho, daddy. —Fastidió, con aquel tono coqueto que comenzaba a volver loco al castaño.

Se inclinó para devorar, un tanto desesperado, los labios del menor, mordiendo el inferior fuertemente para lograr introducir su lengua dentro de su cavidad bucal, comenzando a explorar con ella.

Besar los suaves labios de JungKook era como sentirse en el cielo. Sus labios siempre sabían a caramelos debido al bálsamo que usaba, y sentía que encajaba tan perfectamente bien con el sabor a menta de los propios que podría besarlo siempre.

Con una mano, hizo que enredara sus piernas en su cadera, sosteniéndolo de los redondos glúteos, y cuando por fin pudo mantenerse, lo llevó contra la mesa del living, abriendo sus piernas para posicionare entre ellas.

—Daddy te hará sentir bien, bebé. —Susurró, rozando sus labios con los del contrario antes de separarse para poder sacarle la camisa del instituto, dejando a la vista su preciosa piel.

Tan blanca y tan suave, podría pasarse horas y horas sólo acariciándolo, y lo haría si no tuviera una jodida erección que dolía como los mil demonios.

Llevó sus grandes manos al pecho del menor, acariciando suavemente antes de dirigir esa misma mano a su pezón derecho, rozándolo por encima, robándole un suspiro. 

—Me encantan... —Susurró, mirando al azabache mientras apretaba el pequeño botón, maravillándose con su reacción a sus caricias. 

Sin poder contenerse más, llevó su boca al pezón izquierdo, besándolo suavemente antes de pasar la punta de su lengua por el mismo lugar, endureciéndolo de inmediato.

—D-daddy... —Soltó un pequeño gemido, que se intensificó sólo un poco cuando mordió su botón, jugando con su lengua y sus dientes al mismo tiempo.

JungKook llevó una mano al cabello del mayor, enredándolo entre sus dedos y manteniéndolo en el mismo lugar, mientras arqueaba su espalda, acercando su pecho aún más a la cara de Taehyung, creando un contacto aún más delicioso.

El mayor finalizó con una fuerte mordida en el pequeño botón, provocando que suelte un agudo gemido.

Absolutamente todo el cuerpo del menor estaba temblando, las caricias de su daddy se sentían tan jodidamente bien. Sentía que moriría allí mismo.

Por el otro lado, el castaño estaba conteniéndose por no metersela de una puta vez. Estaba desesperado, quería follarlo, necesitaba follar ese hermoso culito ya, y sus gemidos sólo lo estaban haciendo enloquecer de a poco.

Con una mano, el pequeño azabache tocó descaradamente la erección del chico frente a él, apretándola con delicadeza y moviendola lentamente.

Otra vez, estaba babeando.

—Daddy... —Susurró, llamando la atención del castaño, que estaba entretenido besando su cuello y la linea de su mandíbula. —Folleme la boca, por favor, daddy... —Rogó, gimiendo suavemente, casi como un suspiro.

—Kookie, no creo que... —Pero Jeongguk lo interrumpió, esta vez besando él su cuello, mientras acariciaba su pecho con la otra mano. 

—Daddy, por favor. —Pidió. —Me gustaría que me folles la boca como lo harías como mi culito. —Sonrió de forma traviesa, separándose de su cuello y mirándolo fijamente.

blancos y pasteles ➸ v.kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora