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Camill

La cabeza me martillea cuando despierto. Retiro el paño húmedo de mi frente y separo un poco el cobertor para sentarme

¿Qué pasó?

No recuerdo como he llegado a mi cuarto.

—Qué suerte... —expreso con alivio al tener la ropa puesta

Siento nervios por esta pérdida de memoria.

Me retiro de la cama rápidamente, pero al bajar mi pie izquierdo se siente mal. Instintivamente lo toco y descubro un parche pegado en todo mi tobillo. Con más miedo me agacho y saco el bate que tengo debajo de la cama. Lista con mi arma camino con cautela y cuidado de no apoyar mucho mi pie, sosteniendo fuertemente el bate como armar mientras investigo quién está en mi departamento.

La puerta de mi habitación esta entreabierta, pero la casa está en silencio.

Silencio igual de perturbador que en las películas de terror

Mis latidos se incrementan cada vez al acercarme hacia la sala. Saco la cabeza con cautela para visualizar nada... Suspiro de alivio, ahora me aproximo hacia la cocina, observo la puerta cerrada, tomo varias respiraciones profundas cuando tomo la manija para poder acceder

El corazón podría delatarme con sus sonidos, me apresuro a entrar, pero por suerte tampoco hay algún desconocido. Siento mucho alivio al ver mi soledad, nunca me había tan feliz de estar sola en un lugar

Dejo el bate a un lado, me acerco a la barra para servirme un poco de agua

—¿Cómo llegué aquí? —me pregunto tomando asiento en el taburete de la barra, trato de pensar en los últimos acontecimientos pasados.

—Trabajé. Me empapé por ir a buscar los papeles, me caí al llegar a la oficina, compré un cambio de ropa, a la salida tenía mucho sueño porque tomé pastillas para el resfrío, tomé el ascensor, creo que bajé... —me golpeo la frente al olvidar algo— mi jefe también estaba ahí

Aunque si presencia en borrosa, en mis recuerdos

—No creo que don queja me haya ayudado, tal vez mandó a alguien para enviarme a casa —razono con la peculiaridad de emociones de mi jefe—, la secretaria debe saber esas cosas

Tomo el vaso de agua y mi bate, me dirijo hacia mi habitación nuevamente.
Necesito dormir más, y dejar de apoyar mi tobillo, aunque estos parches ayudan mucho a relajar mis tendones.

Al entrae a mi habitación, busco mi teléfono, lo encuentro en mi mesa de noche, pero al lado también hay un vaso de agua, pastillas para la gripe y una nota

Tómame a las 22:10

El papel no dice nada más. Lo giro y no veo un "atentamente" o "que te mejores" o "soy el que te trajo". Lo último era lo más lógico

Mi reloj de mesa da con la hora exacta de la nota, lo cual es algo perturbador. Tomo las pastillas porque son las mismas la cual me recetaron anteriormente.

—¡Ah! —grito cuando una llamada entra
Lo cojo y no reconozco el número de entrada

—¿Hola?

—Hola Camill, soy Jenny

—¿Jenny?

¿Quién es Jenny? ¿Por qué tiene mi número? ¿Será Lena haciéndome una broma?

—Que tenga un buen día

Aquella frase es peculiar, tal vez es la secretaria sonriente

—¿La secretaria?

Congeniando con el Diablo. Parte 1 (Completo). Saga "Intensos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora