La vida se abre camino (ULTIMO RETO)

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—Insisto, ¿Cómo saben que todas son hembras? ¿Sale alguien y le levanta las faldas?

—No Ian; controlamos sus cromosomas, la verdad no es muy difícil. De hecho los embriones de los vertebrados son femeninos. Una hormona añadida en el momento preciso para convertirlos en masculino. Nosotros se la negamos.

— ¿Se la niegan?—Pregunto intrigada la paleontóloga Ellie Sattler.

—John ese tipo de control no es posible—Tuve que intervenir— Si hay algo que nos ha enseñado la historia de la evolución es que la vida no puede contenerse. La vida se libera y extiende nuevos territorios. La vida rompe las barreras peligrosa y hasta dolorosamente...Yo solo digo que la vida se abre camino...

En ese momento jemas pensé que mi frase podría ser tan acertada. Jamás idealice el desastre que se aproximaba. Aquello solo era mi opinión, y si bien es cierto aquel parque me presagiaba lo peor, no llegue a pensar que ese mismo día todo se colapsaría, tan rápido.

Pero, al fin y al cabo, sucedió. Y la vida se abrió camino.

Me trajeron para evaluar la seguridad del lugar, aunque nos supe hasta ese momento que era un lugar donde revivían dinosaurios. Quizás si lo hubiera sabido antes no hubiese aceptado.

La idea, de primeras, me pareció muy mala. Estaban jugando con la naturaleza y aquello podía terminar muy mal. Mis compañeros de evaluación, el paleontólogo Alan Grant y su compañera Ellie Sattler también estaban de acuerdo conmigo. El representante de inversores Donald Gennaro se encontraba expectante. Sin embargo, John Hammond (El creador) parecía muy emocionado con la idea y confiaba plenamente en la seguridad del lugar; tanto así que hasta había traído a sus nietos para que nos acompañaran.

Después de una explicación interactiva nos llevaron a los vehículos para iniciar el recorrido de prueba. Le explique a Ellie lo que me pensaba sobre el parque y compartió mi opinión. Vimos algún que otro dinosaurio y nos estacionamos enfrente de la jaula del Tiranosaurio Red. ¿Vaya suerte, no?

Los niños ansiaban poder verlo. A mí no es que me hacía mucha gracia pero me picaba la curiosidad.

Aun así el dinosaurio no se presentaba aunque lo intentaran atraer con un sebo. Pasamos varios minutos viendo aquella jaula que parecía vacía y me percate que John tenía muchos más problemas que solucionar si quería abrir aquella locura.

Empezó a llover. Según entendí un huracán se aproximaba y el recorrido se iba a pasar hasta el día siguiente. Y nos iríamos de ahí sin ver al T-rex, algo que no le terminaba de alegrar a los niños.

La lluvia empezó sin previo aviso. El auto se había quedado estancado enfrente de la jaula del rey de los dinosaurios, aunque este brillaba por su ausencia.

—Uff, los dinosaurios no aparecen y aparte tienen problemas técnicos...el sueño de ese viejo loco no es tan fácil...—Pensaba yo mientras veía como los vidrios se empapaban.

Sin embargo no sabía que mi vida corría peligro...hasta ese momento. La electricidad había sido cortada en toda la isla y ahora la jaula estaba con pase libre para el Tiranosaurio. Y aunque ninguno de nosotros lo sabíamos hasta ese momento, no tardamos en descubrirlo.

Comenzó a temblar. Un leve pero sensible movimiento telúrico se produjo. Aquello no era natural, no era un sismo normal. Aquello era producto de...una bestia.

Me di cuenta muy tarde. El T-rex por fin apareció, y en el momento preciso. ¿Cómo son las cosas, no?

Salió sin problemas de la gigantesca jaula y se dirigió a nosotros. Era como si tuviéramos un cartel pegado en la cabeza que dijiera "Comida fresca"

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