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Me levanté, fui al baño, me encontré con Marina, la saludé, nos miraron raro; fuimos a desayunar, nos sentamos con los chicos, nos miraron raro; volvimos a las jaulas, salimos, almorzamos juntos, nos miraron raro; fuimos a la biblioteca, cenamos y nuevamente nos encerraron.

Hice eso durante un mes y unas cuantas semanas. Tweve seguía en busca de su poder, Marina seguía sorprendiéndonos con lugares que nunca habíamos visto en la cárcel, Norte seguía pensando, y yo seguía entrenando mi poder (y mirando películas, claro).

Se podía decir que todo estaba bien, casi todo. Las miradas de los demás no cambiaban, seguían viéndonos como raritos, y eso comenzaba a llamar la atención de los guardias. Habían veces en las que nos sentíamos observados, como si supieran que estábamos planeando algo.

- Chicos, creo que deberíamos alejarnos un poco - me miraron extrañados - Siento que los guardias sospechan algo, nadie se junta con nadie y ahora, de repente, aparecemos nosotros cuatro juntos como si fuéramos mejores amigos de toda la vida, eso llama la atención - expliqué.

- Si, yo también lo noté. El lunes pasado, cuando venía para la biblioteca, un guardia comenzó a seguirme, por suerte me di cuenta y en lugar de venir hasta acá, fui al baño. - contó Tweve.

Nos miramos entre los cuatro, aunque sabíamos que estábamos esperando a que Norte hablara. En este último mes, habíamos decidido que él era una especie de líder, pero no fue como una especie de votación o la idea de alguno, simplemente lo sabíamos. Él generaba una especie de confianza y daba esa sensación de sabiduría, si bien Mari había pasado más tiempo que él ahí dentro, Norte tenía respuestas, dependíamos de él.

- Ya es tiempo de cambiar de cuartel, podríamos ir a explorar esos lugares de los que nos hablaste - dijo a Mari - Pero vamos a tener que hacerlo por separado, para no levantar más sospechas. Y también vamos a tener que dejar de vernos tan seguido - todos asentimos.

- Podemos turnarnos, un día van Kina y Tweve juntos al patio mientras que nosotros dos buscamos un nuevo cuartel. Otro día pueden ir tres de nosotros y uno queda solo. Así siempre habrá alguno vigilando a los guardias. - sugirió Marina.

- Tenemos que tener todo esto en cuenta cuando comencemos a entrenar a los demás. También vamos a tener que hacerlo en turnos, si un grupo de cuatro personas juntas llama la atención, imagínense un grupo más numeroso - dijo Tweve. Nos sorprendió su comentario, él no era el más inteligente de los tres y sin embargo, tenia un punto bastante sólido.

- Parece que esto va a ser más complicado de lo que creía - dijo Norte entre dientes. Podía jurar que estaba enojado, y no se por qué pero pensar en eso me hizo reír. Mis amigos me miraron, deberían pensar que estaba loca, ¿Cómo podía reírme en ese momento? Teníamos guardias tras nosotros, nuestro plan corría riesgo, y las demás personas no cooperaban, seguían sentadas tras las rejas sin hacer nada.

Reí por lo que pareció una hora, o incluso más, aunque solo fueron un par de minutos.

- Kina - Tweve me llamó - Kina ¿Qué pasa?¿Qué es tan gracioso? - preguntó. Miré a los demás, no comprendía por qué estaban tan serios, yo me sentía bien, quería que ellos se sintieran igual. Comencé a hacerle cosquillas a Tweve, había visto una película en la que al hacer eso la otra persona reía, y dio resultado. Intentó correr, pero era inútil, yo era más rápida.

- ¡Kina, Tweve, basta! - dijo Norte, parecía enojado. Tweve y yo paramos por unos segundos, nos miramos y explotamos en risas. Marina comenzó a reírse también, primero fue una risa tímida, y luego una carcajada. Una sonrisa comenzó a formarse en el rostro de Norte, pero en seguida recuperó la cara seria y el tono autoritario

- ¡Chicos! Dejen de reírse, no hay razón para hacerlo. - eso no era verdad. Los tres nos miramos y fuimos tras él, enseguida comenzó a correr.

Fue difícil atraparlo, pero finalmente lo encerré en una burbuja, o bueno, campo de fuerza.

- Kina! Eso es trampa - exclamó, pero ya era tarde, nuestra risa era contagiosa.

Ni siquiera sabíamos de qué nos estábamos riendo, supongo que todo el problema de los guardias era demasiado para nosotros, no podíamos pensar en eso, no en ese momento. No parábamos de hacernos cosquillas, Marina y yo utilizábamos nuestros poderes para escapar de Norte y Tweve mientras estos se quejaban; "eso es trampa" nos decían. Parecíamos niños, pero no nos importaba, después de todo ninguno, menos Norte, recordaba su infancia, de alguna forma debíamos llenar el vacío.

Finalmente, terminamos exhaustos, tirados en el piso de la roñosa biblioteca, intentando recuperar el aire.

- ¿Saben qué? - dijo Norte. Sonaba feliz, cansado, pero feliz, era el Norte que conocía.

- ¿Qué? - dijimos a unísono. Ninguno despegó la vista del techo.

- Necesitaba reírme, todos lo necesitábamos - dijo con una sonrisa - Estamos muy nerviosos, cansados de todo esto. Solo somos adolescentes, deberíamos estar en la escuela, con nuestras familias, con nuestros amigos, deberíamos ir a fiestas, enamorarnos, enojarnos, pasarla bien y pasarla mal. Pero en lugar, estamos acá ideando un plan para escapar de una cárcel de alta seguridad - su sonrisa de desvaneció. Estiré mi brazo y tome su mano.

- Vamos a salir de acá, vas a encontrar a tu familia y vas a ir a laescuela, y a fiestas - dije, aunque no comprendía todavía que eran esas cosas,pero Norte sí lo sabía - Te lo prometo - susurré en su oído. 

HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora