Entre letras y caricias.

Carta de un corazón roto.

Ya no estás. Ya no más. Y aún así me siento lo suficientemente egoísta para seguir llorándote. Es el tercer día. El tercero que toca fingir que no duele, que la sonrisa es real, el tercer día vacío, el tercer día desde que tu luz se apagó y de pasó apagó la mía.
¿Y qué si pudieras volver? ¿Qué si pudiéramos despedirnos como a ambos nos hubiera gustado? ¿Qué si no hubieras enfermado? ¿Qué si justo ahora hubiéramos estado viendo la maratón de Harry Potter como tanto lo planeamos? Comiendo palomitas de maíz, abrazados en el sofá... ¿Qué si hubieras tenido más tiempo?
Pero no sabré, no sabré que hubiera sido de nosotros, no sabré si todo lo que nos prometimos habría funcionando, no sabré, de hecho, si nosotros hubiéramos ido bien.
Fue poco el tiempo conociéndote pero creo que fue el tiempo necesario para quererte tanto como lo hago. Siempre decías que la persona que realmente podía conocerte era la que hablara contigo de madrugada y al pensar en eso, creo que encuentro un poco de consuelo... Amaneciamos hablando cada día, aunque fueran trivialidades...
Sólo espero que al irte ya no estés sufriendo, era desgarrador verte así y no poder hacer nada, espero que estés mejor, aunque no lo niego, preferiría tenerte a mi lado, te extraño con cada parte de mí, te necesito, te quiero, quiero poder tener una máquina del tiempo para abrazarte más y extrañarte menos, no sé qué hacer, me siento pérdida, vacía...
¿Qué se supone que haga ahora? ¿Sólo finalizar el capítulo, cerrar el libro y no abrirlo más?
No logro aceptar la idea de no volver a verte y me estoy aferrando a la única fotografía juntos, recuerdo los últimos días y se aprieta mi corazón, entraba a tu habitación en la clínica, sólo cinco minutos, y lo único que podía hacer, era sentarme al lado de tu cama, tomar tu mano y susurrar con lágrimas en mis ojos "cariño, sólo resiste, que todo saldrá bien"
Pero decirlo no fue suficiente...
Entonces ya no estás.
Ya no estás más.