III: Don't let me

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—YoonGi, por última vez. Mueve las nalgas fuera de la cama —dije una vez más pero a él le seguía importando un reverendo sevillo. No se levantaba de la cama; debía darle su cena y su medicamento pero él solo quería seguir durmiendo un poco más.

«Un poco más» según él, podrían ser fácilmente unas ocho horas más.

—JiMin... no quiero... —murmuró con la almohada cubriéndole el rostro, tiré de él una vez más y reparé que lloraba.

Con un nudo en la garganta le quité la almohada del rostro y limpié sus lagrimas con el pulgar. En ocasiones él no podía decirme qué era lo que sentía porque su lenguaje se veía afectado y desorganizado, así que él prefería guardar silencio. Por otra parte, aunque deseara contarme; casi no podía entender nada.

Logré moverlo hasta acurrucarlo en mi regazo, dándole leves caricias en la espalda. Esto está mal, él necesita salir de esta casa donde no parecían comprenderlo, darle el apoyo necesario. Besé su frente, luego sus labios y él posó la mano en mi rostro acariciándolo con suavidad.

—No hay por qué llorar, amor mío —le susurré, secando sus lagrimas gruesas—. Dime ¿Qué te hace llorar?

Intenté sonar amable pero también firme, necesitaba saber qué es lo que le sucedía. Él respiró profundo, cerró los ojos y los abrió cuando coloqué ambas manos en sus mejillas.

—Si no me dices no podré ayudarte, tendré que irme entonces.

—No me dejes —pidió colocando sus manos sobre las mías.

—No te dejaré, amor. Pero si no me cuentas qué tienes, no puedo ayudarte. Tienes que tratar de hablar, sé que es difícil pero intenta.

—M-me duele que siempre sea lo mismo, no quiero que toda tu vida tengas q-qué cu-i-dar... —cerró los ojos, deteniéndose a media frase. Podía notarlo ansioso, maldije el momento en el que tiró a la borda meses de progreso por quién sabe qué razón.

—Tranquilo, tranquilo, no hables tan rápido. Despacio, con confianza, como te sientas cómodo.

—Pero... Necesito que estés conmigo... —Sus palabras se atropellaban unas con otras.

Lo abracé un poco más fuerte, nunca quería que esa sensación me faltara; tenerlo entre mis brazos, justo cuando más nos necesitábamos.

—No te voy a dejar, y no tendré que pasar toda la vida cuidándote porque tú saldrás adelante, superarás esto. Confía en lo que te digo, YoonGi, pero sobretodo confía en ti. Eres capaz de todo lo que te propongas, eres mucho más de lo que piensas ahora.

Estuvimos abrazados por un rato hasta que fue hora de levantarme de la cama, tenía que buscar la ropa de ambos. Tras vestirme, le ayudé a colocarse la suya porque él no tenía ánimos de nada, difícilmente me dedicaba miradas.

—¿Te quedarás a estos días? —preguntó y yo no sabía qué responder porque después de todo mañana sería nuestro aniversario.

Pensé en una salida especial, pero el estado de YoonGi dificultaba las cosas. No era buena idea rodearlo de extraños.

—¿Te parece si te vas conmigo a casa? Solo tú y yo ¿Quieres? —Él solo sonrió, lo tomé como una respuesta positiva por su actual estado poco comunicador.

Le sujeté la mano para irnos a la cocina donde su madre preparaba la cena.

Nos sentamos en el sofá, YoonGi optó por recostarse con la cabeza en mis piernas. Lo acariciaba en lo que él buscaba algo de su agrado en la televisión. Estando allí los dos, en un ambiente tan pacífico me pregunté si YoonGi alguna vez se planteó con total seriedad el formar una familia a mi lado. Las conversaciones que teníamos sobre el tema eran vagas, porque él no se creía capaz de algo como eso.

My Mind Lies | YoonMin | EN EDICIÓN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora