#3. ya extraño tu sarcasmo

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El lunes, Louis se despertó a las seis de la mañana a desayunar con su madre. Seguía habiendo multitud de cajas por acomodar, los electricistas no habían podido resolver todavía el asunto de la iluminación de la sala, y no había rastro de los tornillos necesarios para armar el placard del dormitorio de Jay, pero era lunes, y todo podía esperar.

Jay repasó con él el recorrido que debía hacer para llevar a sus hermanas a la escuela y el jardín de infantes y luego le mostró cómo llegar a su propia escuela siguiendo la ruta. No parecía ser difícil, pero Louis estaba un poco nervioso de todas formas. Antes de irse, despertó a las niñas y dejó el desayuno listo. Besó a Louis ruidosamente en la frente.

—No sé qué haré sin ti el año que viene —susurró.

—Lo resolveremos, ma —respondió, un poco apretujado por el abrazo de su madre.

—Tienes razón. Siempre lo hacemos. Suerte hoy, Lou —Y se fue.

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A decir verdad, yendo en bicicleta, apenas le ganaba al tren unos quince minutos de sueño extra. Lottie y Fizzy entraban más temprano que él a clase, y despedirse de las niñas en el jardín había llevado más tiempo que el viaje del caserón hasta allí. Si fuera uno de esos hijos egoístas y dramáticos hubiese convencido a su madre a puros golpes de puerta y escenas adolescentes, de ir en tren al colegio. Pero Louis sabía lo que costaba el transporte privado para las niñas, y lo difícil que sería conseguir una niñera para que les hiciera compañía una hora y media cada mañana. Esta opción era la más conveniente y barata de todas, y aun así, aunque Louis sabía eso, mientras pedaleaba por la carretera bajo el implacable sol primaveral, la opción de la escena y los portazos sonaba apetecible.

—¡Hey, londinense! —Louis escuchó el grito lejano, camuflado por la música de sus auriculares.

Desaceleró, confundido, y miró por encima de su hombro. Harry le sonreía acercándose en una bicicleta en un estado mucho peor que la suya. Se quitó los auriculares.

—Louis —dijo, otra vez.

—Ah, no estaba seguro —dijo Harry pedaleando finalmente a su lado—, supuse que sería mejor no decir un nombre que decir uno equivocado.

Louis se encogió de hombros.

—¿A dónde vas tan temprano? —preguntó, porque volver a ponerse los auriculares e ignorarlo no parecía ser una opción. Aunque, ¿por qué mentirse? El chico era guapo y Louis necesitaba hablar de cosas que no fueran muñecas o reparaciones del hogar.

—A la escuela. La misma que tú, de hecho —respondió Harry, señalando con la nariz el uniforme de Louis, y en particular el escudo en el pecho de su blazer.

—Helsby, ¿eh? —refunfuñó Louis—, me pegaron un susto cuando fui en el verano. Dijeron que no podría entrar al campus sin uniforme.

—Es cierto —respondió Harry.

—Bueno, tú no pareces preocupado —razonó, esta vez él señalándolo con un gesto de la cabeza: Harry llevaba una remera blanca de escote en ve, y unos shorts de jean mucho más añejos que los suyos—, vestido así no te dejarían entrar ni a mi vieja escuela.

Harry sonrió suavemente, y la luz matinal reflejó en sus ojos. Era realmente bonito.

—Como toda regla, aún si no puedes romperla, siempre puedes acomodarte un poco. Sólo hay que pensar con originalidad.

Harry no dijo más al respecto, y continuaron el viaje al colegio conversando de otras cosas. Louis le preguntó por su empleo de medio tiempo, cómo había empezado allí, qué pensaba hacer al terminar el secundario. Harry le preguntó por la vida en Londres, por su familia, que si había estado rico el pastel del otro día. La conversación con él se daba fácil, y Louis tuvo que admitir, mientras el pecho se le abría y dejaba que el olor de las flores le llenara los pulmones, que quizá los nervios de esa mañana no eran por volver a andar en bicicleta luego de, literalmente, años. Que quizá, quizá , había tenido miedo de empezar de cero. De llegar a un colegio nuevo, de no conocer a nadie, de oír comentario pasivo-agresivos sobre la gente "de ciudades grandes", Harry . Quizá le aterrorizaba que su último año en el colegio y su graduación fueran un recuerdo amargo de allí en adelante, que cuando se reencuentre con sus amigos en Londres, tuviera que mentir sobre lo genial que habían sido los últimos meses.

Cuando Sonríe Extiende la Primavera - HL Highschool AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora