Memories

Dos dias asombrosos

Narrador omnisciente.
El día del café, los dos se arreglaron y se encontraron. Alice se puso un vestido de flores y Piers una camisa a cuadros.

Alice: Que agradable es verte de nuevo, Piers.

Piers: Lo mismo digo... Te ves muy linda.

Alice: -Se sonroja- G-Gracias...

Piers: -Le acaricia la mano- Siéntate.

Los dos se sientan y comienzan a charlar, contándose sobre sus vidas. Hay una gran química, y eso hace que no se den cuenta de las horas que pasan. Es tarde, la cafetería cerró. Empieza a llover, pero por suerte Alice tiene un paraguas.

Piers: ¿Te das cuenta de lo agradable que es hablar contigo que ya hemos perdido la noción del tiempo? 

Alice: Eso es muy dulce Piers... Pero creo que deberíamos ir a casa.

Piers: Vale, te acompaño.

Alice: Gracias, eres muy amable.

Piers: Ten cuidado con los charcos...

En el camino a casa, el viento rompió el paraguas y se empaparon...

Piers: Que mala suerte... 

Alice: ¡Sí! Encima hace frío.

Piers se queda un momento pensando.

Piers: ¿Tienes mucho frío?

Alice: Sí, ¿Por q-

Antes de que pudiese terminar la oración, Piers la abrazó, para quitarle el frío. Alice estaba sorprendida, y como distraída que es, no captaba los sentimientos de Piers.
Caminaron hasta la casa de Alice abrazados. Que más daba la situación, si a Alice le gustaba estar en los brazos de Piers. 

Llegaron a la casa, pero Alice olvidó sus llaves en la cafetería. 

Alice: Que mala suerte, olvidé las llaves...

Piers: Es muy tarde, y la cafetería queda lejos. ¿No quieres pasar la noche en mi departamento?

Alice: Está bien. (Espera, ¿Dormiré con él? ¿Cuáles son sus intenciones? Soy una idiota... Ahora no hay vuelta atrás. Aunque... No sé, dudo que me quiera para "eso". Solo soy una amiga).
Piers: (No sé si se puede llamar mala suerte. Al menos para mí...)

Llegaron a la casa y Piers le enseñó la habitación a Alice. Su mente se relajó, él no era una persona con malas intenciones, fue muy idiota pensar eso. Y lo sabe.

Alice: Esto de verdad lo valoro mucho Piers. Es muy amable de tu parte 

Piers: No es nada, estoy para lo que quieras.

Alice: Igualmente... Bueno, es tarde. Creo que deberíamos dormir.

Piers: Que descanses, estaré en mi habitación si necesitas algo.
Alice: Buenas noches.

Cada uno en su cama pensando en el otro. Pensando en lo maravilloso que fue conocerse. Sonriendo, con la luz de la luna que reflejaba la ventana. 

Al día siguiente, Alice se despertó y él no estaba en su cuarto. Se asustó, pero luego lo vio en la cocina. Él se dio cuenta de su presencia y le dijo.

Piers: Me tardé un poco... te iba a llevar el desayuno a la cama. Pero ya te levantaste.

Alice: Dios mío Piers. Has hecho demasiado por mí. Es muy bonito, pero déjame hacer cosas por ti también. Ve a acomodarte, termino esto y comemos juntos.

Piers: Pero...

Alice: Sin peros, vamos.

Piers, un poco cansando, fue y se acomodó en el sofá. Puso una película y se tapó con una manta por el frío. Cuando Alice llegó con la comida, vio que le guardó un lugar a su lado. Vieron la película y comieron el desayuno. Piers estaba tan cansado que se durmió en el hombro de Alice. Alice lo dejó, y en cuestión de minutos, ella se durmió también. Cuando despertaron, se arreglaron y fueron a la cafetería a buscar las llaves de Alice. Se las dieron y se fueron. Cuando llegaron a la casa, y se despidieron. Se dijeron un ligero adiós y cada uno siguió su camino.
Sin duda alguna, esos dos días fueron espléndidos.