Actualidad // Edimburgo, Lunes 30
-Gracias.
Isak murmura por lo bajo, agradeciendo al taxista que lo había llevado hasta las afueras de la ciudad. El hombre sonríe de lado y hace un gesto vago de despedida con la cabeza. Isak observa de soslayo como la silueta del automóvil se pierde en la carretera sumergida en penumbras.
Isak chasquea la lengua, observando a su alrededor.
No había nada más que árboles y un largo sendero que se perdía en la oscuridad de la noche, ni siquiera la débil luz de la luna lograba iluminar aquél lugar desolado. Agarró con firmeza las dos valijas que había traído consigo, soltando un suspiro. Y dando pasos lentos e inseguros se interna en el sendero.
El camino se hacía cada vez más largo y con cada paso que daba más se convencía de que le estaban haciendo una broma; una de mal gusto. Frunce el ceño y resopla, entornando los ojos.
Había escuchado con claridad que los señores Næsheim vivían alejados de la civilización, no entendía el por qué pero tampoco le importaba. Quizá el taxista se había confundido de dirección y ahora se encontraba vagando solo en un bosque en medio de la noche.
Maldijo entre dientes.
Isak murmura por lo bajo, caminando con pesar por el largo sendero que parecía no tener fin.
La noche se encontraba fresca y a pesar de llevar una chaqueta podía sentir el frío calarle los huesos de manera lenta. Volvió a maldecir por eso.
De repente el camino es alumbrado haciendo que Isak volteé rápidamente, observando un auto venir hacía él. El vehículo se detiene a unos cuantos metros y de allí sale un muchacho alto y de cabellos castaños.
-Hey... no se permite la entrada a personas que no pertenezcan a la familia o sean allegados. - el hombre exclama, frunciendo el ceño.
Isak permanece en silencio, observándolo de pies a cabeza.
-Te estoy hablando - gruñe, cerrando la puerta del coche.
Isak permanece con los ojos clavados firmemente en la silueta fornida del muchacho.
-He venido de intercambio - dice finalmente, levantando la cabeza. -, los señores Næsheim me darán albergue por el tiempo que permanezca en esta ciudad.
El muchacho abre los ojos con asombro. Hace una mueca y se pasa la mano por el rostro, volviendo a fruncir el ceño. Clava los ojos en el piso expresando, quizá, enojo.
Suspirando, vuelve la vista hacia Isak. -Sube al auto -ordena volteándose para abrir la puerta.
Isak arquea una ceja confundido y hace un ademán de negarse.
-Te llevaré a la casa de los Næsheim, niño. - masculla entre dientes. -Ahora obedece.
Isak muestra una expresión ofendida, aunque quizá no era tan mala idea que aquél hombre le diera un aventón. Chasquea la lengua y sin rechistar, arrastra las pesadas valijas consigo tropezando hasta el auto negro. El muchacho agarra las maletas y las coloca en el asiento trasero. Ambos suben al vehículo y el hombre emprende viaje por el camino de tierra.
La calefacción es reconfortante al momento de ingresar al auto, podía sentir como los dedos levemente congelados eran acariciados por el suave aire caliente que desprendían las toberas. Isak se remueve en el asiento, cruzando los brazos por sobre el pecho.
-No me haz dicho tu nombre - Isak murmura incómodo.
El chico golpea el volante con los dedos. -Ni tú el tuyo -responde sin mirarlo. - De todos modos, no me importa.
Isak voltea a verlo y tiene la oportunidad de ver como su ceño se encuentra levemente fruncido. El hombre en sí es apuesto, con las facciones marcadas, el cabello revuelto y grandes ojos oscuros. Aunque parecía un completo idiota.
Isak se muestra indiferente, volteando la cabeza hacia la ventanilla.
Durante la siguiente hora se mantuvo removiéndose incómodo en el asiento, el hombre a su lado no había vuelto a dirigirle la palabra y él tampoco había tenido la intensión de hacerlo. Y fue un alivio ver al final del camino una enorme silueta de una mansión alumbrada vagamente por unos cuantos faroles.
El lugar poseía un aspecto escalofriante, casi terrorífico. La mansión estaba barnizada en tonalidades oscuras, desde un gris opaco al negro. La propiedad estaba rodeada por altas rejas negras y no había nada más que árboles a sus alrededores.
Isak voltea hacía el joven a su lado, el chico parece sumido en sus pensamientos cuando se detiene a un lado de la puerta de rejas, las mismas son abiertas por dos hombres altos y fornidos; vestidos de negro.
El auto avanza hacia la puerta principal de la casa, donde el muchacho se baja del vehículo y se dirige a pasos rápidos hacía la entrada abriendo la puerta con ímpetu.
Isak entorna los ojos, sacando las maletas del coche y dirigiéndose, dudoso, hasta la puerta entreabierta. Empuja con la punta del pie la madera negra de la puerta, adentrándose y observando curioso las decoraciones del lugar.
-¡Oh, al fin haz llegado cariño!
Una mujer de largos cabellos dorados se dirige a pasos rápidos hacia Isak, tomándolo desprevenido cuando posa sus labios rojos en una de sus mejillas.
-Es una suerte que hayas encontrado a Wade en el camino. Temía que te perdieras viniendo hasta aquí.
Isak sonríe observando al joven castaño frente a él. Éste mantiene las manos cerradas en puños, dirigiendo miradas de reojo hacia las escaleras.
-¡Isak Valtersen es un gusto poder conocerte al fin!
Un hombre de cabellos negros aparece en el salón, sonriendo cálidamente.
-Soy Aaron Næsheim y veo que ya haz conocido a mi esposa, Brianne.
Isak asiente, sonriendo de lado. -El gusto es mío, señores.
Wade se tensa en su lugar, observando con intesidad la escalera a dos pasos de distancia. Isak puede notar la desesperación que se esfuerza en ocultar.
Aaron abre la boca al momento en que es interrumpido por fuertes pisadas en la planta de arriba. Se escucha como la madera cruje al momento en que alguien corre por ella y de repente un golpe en seco hace presente el silencio en el lugar. Wade sale corriendo hacía las escaleras, subiéndolas de dos en dos. El rostro de Brianne se deforma en una mueca de preocupación y Aaron tuerce la boca en una media sonrisa forzada.
-Acompáñame Isak te mostraré tu recámara.
Isak observa con detenimiento a la mujer que había salido de la casa sin decir ni una sola palabra. Él aprieta los labios y sigue al hombre por las escaleras, recorriendo un extenso pasillo.
Aaron se detiene en la penúltima habitación, observando de reojo el final del corredor dónde se hallaba una puerta de madera vieja, totalmente agrietada.
-Aquí será tu habitación Isak -anuncia el hombre de cabellos negros para luego ingresar a la recámara.
Isak observa de soslayo la última puerta, sobresaltándose al ver a Wade salir de allí. El chico parecía enojado y, dando un golpe en seco a la pared, caminó a grandes zancadas por el corredor. Al pasar por su lado lo observó fijamente, dedicándole una mirada fría y seria, siguiendo su camino hasta perderse en la escaleras.
Isak volteó una vez más hacia la agrietada puerta y, encogiéndose de hombros, entró a la habitación que se le habían asignado.
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Hermético © (Evak)
Fanfic«El amor no tiene cura, pero es la cura para todos los males» - Leonard Cohen × Publicada: 18/12/16 × A.U × Historia inspirada en los personajes (Isak&Even) de la tercera temporada de la serie noruega SKAM. Copyright © ghostelines ...