Capítulo III: El contrato

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La carpeta cayó con un sonido sordo sobre la mesa del escritorio, haciéndolo saltar.

- Esto debe ser una jodida broma, ¡¿Crees que estaré de acuerdo con estas cláusulas?!

- No vine a pedirte tu opinión, padre, sino a informarte de cómo voy a proceder – le dijo – Querías que me casara, pues bien, lo haré, pero esas son mis condiciones...

- ¡¿Me tratas de hacer pasar por estúpido?! ¡Este matrimonio solo será por unas pocas semanas, a lo más, meses! Traspasar tu nombre como dueño exclusivo y accionista, es ir demasiado lejos Choi MinHo

- ¿Yo fui demasiado lejos? – respondió con sarcasmo – Déjame recordarte, padre, que soy yo quien va a salvar tu trasero del problema legal que tienes, si voy a arriesgarme, entonces quiero algo a cambio, y en este caso, el control total de la empresa...

YunKyum arrugó la cara, mirándolo con odio. Mientras que MinHo se deleitaba por primera vez, haber superado a su hermano. Quién lo diría, MinSeok llevaba trabajando hace años para la empresa de su padre como un alto ejecutivo, pero nunca había logrado una ganancia mayor como la que él aspiraba al adueñarse del imperio armero de los Choi.

- Tengo que consultarlo con tu hermano...

- La única consulta que le harás a MinSeok, es cuánto quiere como indemnización

- ¿De qué estás hablando?

- Tú y él tienen las manos sucias por igual, ni creas que le permitiré seguir en la empresa – señaló – Si quieres que salve todo por lo que has trabajado tu vida entera y las haga de carnada solo porque no tengo mis papeles sucios, entonces no quiero a nadie que represente un potencial riesgo trabajando en la compañía, y tanto tú como MinSeok, están con la mierda hasta el cuello

- ¡Fíjate bien a quien le hablas así jovencito!

- ¡Y pon atención a quién tú le hablas, padre! – se defendió MinHo poniéndose de pie, apuntándole con un dedo mientras le hablaba – Porque si quieres salir con las manos limpias del lio legal que tienes, entonces harás las cosas tal como te las digo o de lo contrario, empieza a acostumbrarte a la idea de que pasarás los últimos años de vida que te quedan tras las rejas y con un hermoso overol anaranjado...

Choi YunKyum quedó petrificado en su sillón de cuero al oír a su hijo menor hablarle de esa manera antes de irse dando un golpe seco en la puerta. No le podía dar crédito a lo que acababa de suceder. Su mañana de trabajo había comenzado de manera tranquila hasta que su asistente le avisó de la visita de su hijo quien, nunca iba a verlo a su despacho en el exclusivo edificio de Gangnam en donde trabajaba.

La carpeta que MinHo le presentó con sus condiciones lo pusieron enfermo y más la actitud poco flexible de MinHo. Al verlo salir, comenzó a plantearse si es que el chico siempre había sido de aquella forma o es que lo había subestimado todo el tiempo.

El hombre abrió la carpeta nuevamente, leyendo el nuevo contrato que estaba frente a él y explicaba cada condición de aquel matrimonio punto por punto. El lío de este acuerdo era mínimo comparado con el lío al que se enfrentaba con el nuevo fiscal que había llegado a Seúl; el hombre le estaba pisando los talones en una investigación por malversación de fondos públicos por parte del gobierno hacia su empresa para la obtención de armas ilegales para la milicia y buscar una solución a todo eso, era lo que más le preocupaba.

Tomó su teléfono celular y marcó el discado rápido, dos tonos pasaron antes de que le contestaran del otro lado.

- Lee

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