Sucedió un 30 de diciembre. Recuerdo todo sobre aquel día.
Desperté tallando mis ojos, recordando que aún seguía maquillada por la noche anterior. Ally y yo nos desvelamos perfeccionando la cancion para presentársela a Lauren al día siguiente.
Unos segundos después reconocí el olor cotidiano de café casero. Deje salir un sonrisa, Dinah comenzaba a prepararlo como cada mañana desde meses atrás. Mismos meses en los que la rubia había cambiado bastante.
Dinah acostumbraba a levantarse más temprano, sin quejas ni alarmas cada cinco minutos. Su cuarto era impecable, cosa que no era muy habitual antes, mas no me quejo, compartíamos ese mal hábito desde siempre. Ya no miraba tantas series. Claro, jamás dejaron de gustarle, pero en esos meses se preocupaba en divertirse de otra manera.
En diversas ocasiones salía sola y volvía con unas tantas anécdotas hilarantes que contarme. Asistía al gimnasio de vez en cuando, no siempre como carga laboral, sino con gusto. Tenía nuevas amistades, o bien, nuevos compañeros/conocidos. Ya no era tan cerrada a la gente, pero eso sí, Normani siempre estaría primero.
Había algo diferente en ella. Diferente bueno. La hacía lucir más radiante.
Salí de la cama con frío, aún con mi pijama color blanco y después me coloqué las pantuflas de color naranja que Lauren me había regalado en nuestro último aniversario
— ¿Quieres un poco de café? —la alegre voz de Dinah atravesó mis oídos una vez que me vio bajar las escaleras. Sus ojos me miraron de una forma extraña, como si estuviese divirtiéndose con mi cara.
— Sólo si dejas de mirarme así.
— ¿Cómo te estoy mirando? —Regresó su mirada a la pequeñísima olla en la estufa con el café.
— Como si tuviera caca en la cara —hablé caminando hasta las sillas que formaban nuestro comedor junto a la ya conocida barra.
— No te miraba de esa forma —advirtió, sujetando con un trapo la olla y vaciando el líquido con cuidado en dos tazas.
— ¿Entonces cómo me mirabas? —volví a tallar mis ojos, quitando con el nudillo de mi dedo índice un poco de maquillaje.
— Te miraba... Te miraba sin poder creer que ames tanto a Lauren. —Acercó un par te galletas y las tazas a la barra.
— ¿Por qué lo dices? —Revisé la envoltura de las galletas para cerciorarme de que eran de coco.
— Es la verdad. A veces me dan celos de su amor. ¡Mírate! —tomó su lugar junto a mí. — Tus ojos piden a gritos dormir más. Ayer ni siquiera dormiste bien por pasarte toda la noche con Ally, y puedo apostarte que esta madrugada seguías despierta.
— Amo mucho a Lauren, eso es verdad, sin embargo, esto también es importante para mí. —Remojé mi galleta en el café. — Si tan sólo pudieses escuchar ya la canción. Es mágica. Transmite tanto. Es compleja, pero fácil.
— En verdad me alegro de que así sea. Tú y Lauren no se merecen menos.
— Me gusta ver lo diferentes que son las cosas ahora. —Bebí al mismo tiempo que mi amiga.
— ¿Sobre mi opinión acerca de Lauren? —Dinah seguía con la taza en sus manos.
— No sólo de eso. También de ti.
— ¿De mí? —robó una galleta de mi empaque.
— Sí.
— Bueno. A mí también me gusta ver lo diferentes que son las cosas. Me siento mucho mejor.