Vicios

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Sentada en aquella sala se sentía tan fuera de lugar, no disfrutaba demasiado de escuchar a su familia criticar todo lo que pudiesen criticar, parecían regodearse de exhibir los errores de los demás.

—No puedo creer que aquel muchacho, tan presentable, sea un drogadicto. —comentó, maliciosamente, su madre.

—Bueno, él dice que no es adicto a la marihuana, sólo fuma de vez en cuando. —replicó su hermana.

—Yo puedo beber alcohol, pero nunca consumiría ninguna de esas sustancias. —su padre se unió a la discusión.

—Sin embargo, un fumador podría decir lo mismo de ti, papá —su hermana continuó defendiendo al ausente joven—, en todo caso, yo, al estar libre de todos esos vicios, puedo decir que vivo en paz conmigo misma, por lo menos tengo asegurada una mejor calidad de vida.

Lucy sólo escuchaba como se despedazaban entre ellos en su intento por demostrar superioridad, sin embargo, ver la sonrisa triunfante de su hermana al finalizar aquella oración le hizo pensar seriamente en el tema de debate. Su hermana aseguraba estar libre de todos los vicios, no obstante, no paraba de defender a aquél muchacho, al cual –evidentemente– amaba, y, finalmente, soltó:

—¿Y no crees tú que ese amor que sientes por aquel chico no es más que otro vicio?

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