The Night of the nightmares

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Me aterraba ver como tu silueta se alejaba cada vez más de mi, mientras te dirigías a la puerta. Sentía como atravesaba el mismísimo infierno cuando tu mano, lentamente, se acercó a la manija. 

Es verdad, estabas a punto de marcharte y decirme que no habría vuelta atrás, no me lanzarás  más que una  mirada furtiva, de esas que apenas duran una milésima de segundo, ese sería el adiós definitivo y tenía que asumirlo.

- Aún estamos a tiempo de cambiarlo todo -murmuraste sin dirigirme la mirada-. Te amo, no es fácil dejarlo de hacer, no me importaría aceptar que tú no, por el contrario, haría hasta lo imposible por obtener tu cariño, me conformaría con tan poquito si me dices que lo intentarás... -no pudiste continuar, tu voz se quebró  (igual que mi corazón en ese momento) y pude ver un ápice de esperanza en tus ojos.

- Ya no hay tiempo, de hecho nunca lo hubo, y es por eso que hoy sales por esa puerta, dejando claro que una vez que se cierre tras de ti ya no habrá marcha  atrás.

Cada palabra salida de mi boca  tenía más  firmeza y consistencia que las tuyas, era yo quien estaba tomando la decisión por los dos, y ni siquiera sabía por qué, ¿acaso ya no te amaba?

Te amo. Te amo mucho. Es eso lo que me preocupa. Lograste atravesar todas las barreras, tenías un poder sobre mi, y no podía permitir eso, tienes el poder de lastimarme y no estoy dispuesta a aceptarlo.

- Te dejo, se acabó todo. Eres libre. Ahora márchate... antes de que termines por destrozar mi corazón.

Así te vi partir como tantas veces lo hiciste en mis peores sueños. Esa noche ya no desperté envuelta en llanto y llena de miedo. Esta vez ya no desperté, y esa noche fue para siempre.


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