Capítulo 3... El día que nos vimos

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VANESSA

Salí esta mañana hacia la escuela, no sin antes escuchar a mi madre recordarme que hoy era la cena familiar, donde conocería a los integrantes de mi nueva familia, como si necesitaría un recordatorio para eso. ¿Cuántas veces tu madre planea casarse con un sujeto aparentemente perfecto y te obliga a tener que fraternizar con él y tus futuros hermanos? Háganmelo saber...

En fin, no dejo de darle vueltas al asunto pues tengo un presentimiento horrible en mi pecho desde que Elena menciono que mi posible hermanastro podría ser Travis, mi nueva vida iba a ser una pesadilla o quizá si el señor todo poderoso me tuviera un poco de consideración, Travis actuaría como el hombre y adulto que se supone que es y me dejaría en paz. — ¿A quién quiero engañar? todos saben la clase de hombre que es el susodicho.

— Entonces Vanessa ¿cómo es la nueva familia feliz? — preguntó Elena sacándome de mis pensamientos pesimistas mientras caminábamos hacia el aula.

— Aún no sé, todavía no los conozco. — conteste preocupada mordiendo la uña de mi dedo meñique, mientras nos introducimos a nuestro salón de clase.

— Hoy va a ir a comer con ellos y mañana Oscar va a pasar por todas sus cosas para llevarlas a vivir a su morada — hablo Lani, haciéndole conocer a Elena mi itinerario.

— Así es — afirme. A veces me molestaba la frialdad y la despreocupación hacia las cosas importantes de Lani, nunca pierde la calma en lo absoluto, siempre sabe establecer muy bien sus puntos y defenderlos. Tomamos asiento para escuchar la clase del día de hoy.

— Y ¿qué harás? si tus hermanastros son dos mega bombones y te enamoras de uno de ellos. — no podía creer que a Elena lo único que le importaba era si mis nuevos hermanastros eran sexys o no, a mí me valía un carajo eso.

— Eso no va a pasar Elena — conteste con hostilidad, guapos o no, no dejaría que se acostara con ninguno. A veces no sabía porque éramos amigas, somos muy diferentes la una de la otra. Elena era atrevida, enamoradiza y nada la derrumbaba, admiraba esa fuerza en ella para los momentos difíciles, muy rara vez la veías llorar. En cuanto a Lani, que puedo decir de ella, siempre la acompaña la suerte, es la típica chica que no necesita asistir a la escuela para sacar una A, es muy aplicada, tiene un equilibrio perfecto en sus emociones por lo que no se sobresalta con facilidad y no demuestra el gran amor que le tiene a su novio en público. En cuanto a mí, no soy muy buena controlando mis emociones y la suerte junto con el amor no me acompañan mucho que digamos.

— Claro, tú no te enamoras de nadie. ¿Sabes cuál es tu nuevo apodo? — pregunto Elena con altanería, mientras Lani la miraba sorprendida y yo mordía mi labio inferior intentando contener mi enfado, no era de sorprenderse que los chicos volvieran a renombrarme —. La princesa de hielo — no pudo contener las ganas que siempre tiene de mantenerme informada de todo lo que sucede.

— Solo porque no quiero acostarme con nadie eso no significa que no pueda amar — dije sin poder contenerme más, la mire molesta porque sabía que ella también pensaba igual que todos nuestros compañeros.

— No sé porque le rehúyes a las relaciones sexuales, es lo más placent...

— No crees que, si no te has acostado con nadie eso quiere decir que, ¿jamás te has enamorado de verdad? — Lani interrumpió a Elena antes de que terminara su gran discurso hacia el sexo. Elena se burló, en ocasiones me hacen pensar si son realmente mis amigas.

— ¡Huy! punto para Lani, Vanessa cero. — hablo Elena con voz divertida. La fulminé con la mirada y deseé que sus hermosos ojos verde esmeralda fueran de color vómito.

— Cállate Elena ¿qué quieres decir con eso Lani? — pregunte intentando concentrar mi molestia en mi amiga pelirroja pues ella me había convertido en el centro de burla de Elena.

Pious liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora