Capitulo 16

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-Maratón ; 2/?

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— ¿En qué piensas, cariño? —La pregunta de mi tía hace que pestañee varias veces, sacándome así de mis pensamientos.

—En nada ¿porque? —Digo, intentando que no se note que la he estado ignorando por un muy buen rato.

—Alex, te conozco demasiado como para saber que algo te pasa. —Sonríe. Me acomodo mejor en mi sillón favorito. Sí, es cierto que me conoce lo suficiente, pero no sé si le tenga que contar sobre la llamada de Alice ¿o sí? —. Además de que has estado ignorándome por un buen rato. —Bien, se lo voy a decir.

—Es que una amiga me llamo hoy y...

— ¡Oh Dios, Una Chica! —Su grito no me deja terminar. Sabía que no debía decirle nada—. ¿Qué chica? ¿Es bonita? ¿Cuántos años tiene? ¿Es... —No termina su montón de preguntas, que de seguro se le pasan por la cabeza, ya que la corto.

—Tía, por favor, cálmate ¿sí? —Respira y asiente—. Se llama Alice y es una de mis pacientes. Y sí, es muy bonita. Hemos salido una sola vez y pues, fue muy agradable. Hoy me ha llamado y me ha invitado a su casa. A la cena de navidad que preparara su mamá.

—Ay, cariño —sonríe, se acerca a mí y me abraza. Frunzo el ceño—, te has sonrojado. Por primera vez lo has hecho. ¡Esta es una muy buena señal! —Sonríe a más no poder. Dios, ¿porque siempre tiene que ser tan exagerada?

— No dejaras nunca de agregarle un pedazo más al cuento ¿verdad? —Niega y sonríe tiernamente. Suspiro—. Bueno, le voy a enviar un mensaje a ver si puedo llevarte. No quiero dejarte sola hoy.

—Ah no. Nada de eso. —Dice y se levanta del sillón, dejándome con un ceño fruncido en el rostro—. No iré. ¡Me niego rotundamente! —Ay pero que dramática me salió la mujer.

— ¿Qué? ¿Porque? —Pregunto.

—No voy a ser un estorbo.

— ¿Y quién dijo que lo serias? Su madre estará ahí. Y tú eres muy sociable. —Digo, mientras me levanto y busco mi celular por todo el lugar.

— ¡Pero sigo insistiendo, no quiero ser un estorbo! —Grita desde la sala. Consigo el bendito celular en mi habitación. Lo agarro y busco en mis contactos el número de mi Alice... Momento, ¿dije mi Alice? Si, ya me estoy volviendo loco.

—No serás un estorbo. Así que cálmate, que ya le voy a escribir a Alice. —Digo mientras estoy pensando que escribirle.

*Eeh... Alice, te quería preguntar, si, puedo llevar también a mi tía. Es que no la quiero dejar sola. ¿Sera que hay un lugar más para ella?*

Envíe el mensaje y fui hasta la sala. Me senté en el mismo sillón y mire a mi tía.

—Listo. —Frunció el ceño—. Ya le mande el mensaje. Ahora solo falta que me responda. —Digo y ella asiente y sonríe. Siento una vibración en mi mano. Es Alice.

*Claro. Ya sabes el dicho, donde comen tres, comen cinco y diez. En fin, ya le he preguntado a mi mama y me ha dicho que sí. Puedes traer a tu tía. Nos vemos en la noche.*

Una sonrisa aparece por inercia en mi cara. Sé que mi tía me mira como si fuera un halcón, pero no me importa. Nunca había hecho esto antes. Sonreírle a la pantalla del celular ¡jamás! Pero con Alice es diferente. Siento cosas por ella. Es la primera, desde Valery, por la que me he sentido atraído. Ella es hermosa. Es..., es única.

—Wau... —Mi tía me mira con ternura. Yo frunzo el ceño.

— ¿Qué? —pregunto.

—No, nada. —Dice rápidamente mientras sonríe—. Es ella ¿verdad? —Asiento y le sonrío.

—Sí, me dijo que si podía llevarte.

—Ay cielito, no te fueras molestado. Yo iba a pasar una excelente noche... —Dice casi en un susurro.

—Si verdad... Una excelente noche —Digo irónico. Asiente—. Ibas a dormir temprano ¿verdad? —Asiente de nuevo. Yo sonrío y niego con la cabeza—. Bueno, ya no lo harás. Creo que tienes que ir a buscar un hermoso vestido para esta noche.

—Si tú lo dices... —murmura y se va hacia la habitación de huéspedes. Mi tía y yo siempre pasamos las navidades juntos. Yo, porque bueno, no tengo a nadie más y ella porque no le habla a su familia. Al único que le hablaba era a mi padre. Pero como el ya no está, le quedo yo nada más.

Me levanto y camino hacia mi habitación. Saco un traje negro azulado del armario y lo coloco sobre la cama. Todavía faltan tres horas para la cena. Así que me siento en la cama y me pongo a revisar unos cuantos informes médicos de unos nuevos pacientes.

Heridas del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora