Capitulo 17

40 5 0
                                    

Maratón; 3/3


-


—Y, ¿crees que si vendrá? —Me pregunta Sandra. Yo sonrío y me acuesto a un lado de la cama.

—Sí, él me dijo que sí. —Digo y ella asiente—. Además dijo que viene con su tía.

—Ah bueno... Está bien. Entonces ¿porque no vamos a elegir un vestido lindo para esta noche.

—No quiero usar un vestido. —Sandra cenara con nosotros, ya que mi madre la invitó y ella no se negó. Ahora vamos a mi armario en busca de un vestido que ponernos.

—Pues lo vas a usar. —Quiero protestar pero San me fulmina con la mirada. Así que mejor es callarse, que hacerla enfadar más.


*  *  *


Después de varias horas —y no miento—, buscando, a según mi amiga, el mejor vestido para ambas. Lo conseguimos. Ella eligió uno corto negro con flores moradas. Es mío, pero no me gusta mucho. Yo opté por uno blanco sencillo, pero muy bonito. (Multimedia)

—Bien, creo que ya estamos listas —Dice mi amiga con una sonrisa en los labios—. Ahora me iré a bañar y después tú ¿vale?

Asiento: —Vale. Iré a ver qué hace Lucas. —Con eso salgo de la habitación, sin esperar respuesta alguna de mi amiga.

Camino hacia la habitación de mi hermano, pero no lo encuentro. Frunzo el ceño y camino hacia la cocina.

— ¿Mama? —Entro a la cocina. Mi madre aún está cocinando—. ¿No has visto Lucas? —Pregunto.

—No sé, creo que está afuera. —Le agradezco y salgo de ahí.

Cuando salgo, veo a mi hermano lleno de barro. Por Dios, este niño parece un terremoto. No se queda quieto en un solo lugar. Aunque me de gracia verlo todo cubierto de suciedad, pongo mi mejor cara seria y carraspeo para llamar su atención.

—Qué bonito —Digo seria—, ¿porque estas todo sucio? —Mi hermano esta con los ojos bien abiertos, y mueve sus manos entre sí, nervioso. Lo que me causa risa, pero no me reiré, por los momentos.

—Yo... E-estaba j-jugando. —Habla entrecortadamente.

—Pero hay barro en toda tu ropa. —Hablo fuerte, pero no tanto. Camino hacia él y agarro una de sus manos—. Vamos. Tienes que bañarte. —Asiente y camina junto a mí.

Caminamos hasta llegar a su habitación. Cuando llegamos, lo ayudo a quitarse la ropa llena de barro y le digo que se meta al baño. Asiente y hace lo que le pido.

Tiro la camisa al cesto de ropa sucia y me pongo a recoger lo que esta regado en el suelo.


*  *  *


—Ali, Hermanita. Sabes lo mucho que te amo ¿verdad?

— ¿Qué quieres, mocoso? —Ruedo los ojos con diversión, ya que cada vez que esta tan cariñoso es porque quiere algo.

—Necesito tu ayuda. —Entra a mi habitación con la camisa en la mano. Frunzo el ceño y él me sonríe tiernamente.

— ¿En qué? —Le pregunto, mientras término de peinarme.

Heridas del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora