—Ya estoy aquí—comenta flojito Justin al entrar en su casa— Umm eso que huele tan bién no será solo para la pequeña, me muero de hambre.
Me río y me vuelvo para mirarlo cuando entra por la cocina.
—Iba a comer y he dejado algo por si querías comer cuando vinieras.
—Gracias, hace tiempo que no como comida caliente.
—Me recuerda por el olor a mi abuela—Siento la nostalgia en su voz y le pongo la mano en el brazo cariñosamente.
—Ella siempre estará contigo.
—Sí—Me sorprende cuando Justin pone su mano sobre la mía, y más, cuando antes de quitarla me acaricia. Mi corazón martillea en mi pecho con fuerza, y me voy a terminar de poner la mesa para que no vea lo mucho que me ha alterado su gesto.
—Me cambio y bajo.
Asiento y cuando regresa ya lo tengo todo listo, al principio comemos en silencio, pero ya no noto la tensión de esta mañana y por eso como en silencio, sin que este me resulte
molesto.
—¿Que tal el trabajo?
—Cansado, pero me gusta.
—Disfrutas con el.
—Sí, el poder hacer lo que te gusta es un lujo.
—Sí.
Pienso en mí, y en lo poco claro que tengo mi futuro.
—Yo no sé que quiero hacer...
—¿Porqué no estudias bellas artes?
Alzo los hombros.
—No se me da bien estudiar.
—No lo sabes si no lo intentas.
—Lo sé, pero no creo que eso hiciera feliz a mi madre. Mientras lo que hago sea un hobby no dice nada, si viera que realmente es lo que quiero...la defraudaría.
—¿Y no quieres hacerlo?