capítulo 32

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Cuando llego a casa encuentro a __(tn) dormida en el sillón, con el cuaderno de esbozos en el suelo y las manos llenas de manchas de pintura. Sonrió y me quedo un rato observándola, simplemente por el placer de mirarla.

Pasado un tiempo decido ir a darme una ducha tras mirar a Jazzy, que también descansa en su cunita.

Al salir de la ducha, que está en mi cuarto, me pongo una toalla en la cintura para vestirme en mi habitación. Abro la puerta del baño y me encuentro con __(tn) sentada sobre la cama, mirándome con sus intensos y grandes ojos verdes. Me sonríe y noto como sus ojos bajan por mi cuerpo de manera descarada.

—¿Sabes una cosa?—Me sorprende su pregunta y pienso enseguida que se refiere a algo que ha hecho con Jazzy.

—¿No, qué cosa?

—Que te quiero—Me dice sin más. Siento como su “te quiero” dicho de esa forma tan casual y normal, se cuela en mí y no puedo evitar cercarme a ella a besarla. __(tn) sigue mis besos y pronto nos enredamos en un mar de pasión. Nunca tengo suficiente de ella, soy tan feliz a su lado, que cuando más feliz me siento, más miedo me da que esto solo sea un paréntesis en mi vida, y que pronto cada uno vuelva a su sitio, y la pierda. No sé cómo podría vivir sin ella.

___(tn):

Observo a Laia mezclar patatas de queso con helado, Dulce al ver mi cara de asombro se ríe.

—Es lo normal en ella—Me dice Dulce haciendo lo mismo.

—Yo ya tengo el estomago demasiado revuelto por si solo...—Comenta Bianca, dándose cuenta de lo que acaba de confesar con eso.

Laia grita, Dulce sonríe y Bianca al final nos cuenta a todos la verdad.

—Estoy en estado, pero tengo miedo de decirlo muy alto por miedo a perderlo. Tengo tantas ganas de tener este bebe que me da miedo que suceda algo y...

—No pienses eso—Le dice Laia, feliz —. Todo saldrá bien. ¡¡Tenemos que celebrarlo!! Creo que no he traído suficientes dulces.

Sale de la habitación y miro los dulces que hay sobre me mesa auxiliar de su cuarto, toda ella llena de bollos, helado y patatas de todos los tipos.

—¿No es suficiente?—Pregunto alarmada, Dulce sonríe y me dice que me deje llevar—. No sé si mi estomago soportará esta comida.

Cuando llega Laia con chocolatinas nos sentamos alrededor de la mesa y miramos a Bianca mientras nos cuenta como se encuentra. Laia acaba de poner su mano sobre el, aun poco abultado, estomago de Bianca.

—Que raro es pensar que aquí este naciendo vida. Es maravilloso.

—Lo es—Bianca lo dice con los ojos llenos de lagrimas, no ha llorado mientras nos relataba todo, pero está a punto.

—Podemos poner una peli de las de llorar mucho y así te hacemos compañía llorando.

Bianca se ríe y luego no puede evitar llorar.

—Dichosas hormonas—Dice cogiendo un trozo de chocolate.

—¿Y Albert como se ha tomado esto? Antes no estaba muy convencido de tener niños—Pregunto a Dulce.

—Cuando se lo dije vi como sus ojos se humedecían, claro que no lloró—Dice sonriente—. Pero le hizo mucha ilusión. Desde entonces, me llama a todas horas desde el trabajo para ver como sigo y si todo va bien. Se asustó mucho cuando casi perdí al bebe y ahora me tiene entre algodones.

—Me alegro por vosotros—Le dice Laia—. Estamos haciéndonos mayores. ¿No os da un poco de miedo?

—Asusta un poco ver como pasamos de ser hijos a ser padres de nuestros hijos—Reconoce Bianca—. Muchas veces me pregunto si seré capaz de darle el amor que necesita, o si él me considerará una buena madre...también pienso mucho en su bienestar. No quiero que le suceda nada...

Bianca se seca una lágrima y Laia acaba poniendo una peli con la que acabamos las cuatro llorando, como ya se presuponía. Cada una con sus problemas, todos tan distintos, pero juntas haciéndonos compañía mutuamente. Salvo con Bianca, nunca he sentido esta conexión con más chicas de mi edad y me gusta.

Pienso en estos días que he estado con Justin, me parece increíble que mañana haga una semana desde que empezamos nuestra...no sé como denominarlo, hasta que Justin no termine definitivamente con Ainara no me siento preparada para decir que somos algo más que amigos especiales. Es como si la sombra de Ainara empañara mi felicidad. No he podido disfrutar todo lo que quisiera de esta felicidad, pues cuando estaba sola con mis pensamientos me acordaba de mi hermana.

—__(tn) —Me llama Bianca—. ¿Qué tal va todo con Justin?

—Todo lo bien que puede ir cuando es aún el novio de tu hermana.

Cuando lo digo, noto como si una pesada espada me atravesara el corazón. Soy una traidora. ¿Y si mi hermana lo quiere? Me levanto inquieta, y noto como las demás lo hacen.

—Te puedo asegurar que Ainara no le quiere, si es eso lo que te preocupa.

—Nosotras también pensamos lo mismo—Dice Laia por Dulce y ella.

—Ya pero...Tengo miedo. No quiero perderlos.—Reconozco.

Me abrazan dándome fuerza, e intento por todos los medios de no desmoronarme pero es muy difícil ante ellas. Al final se nos hacen las tantas hablando de nuestras cosas. Nos quedamos dormidas de puro agotamiento sobre las mantas, en el suelo. Mi último pensamientos es para Justin, pero para mi desgracia él aparece al lado de Ainara. ¿Es acaso una señal?

Me he enamorado del novio de mi hermana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora