capítulo 18

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Termino de dar de cenar a Jzzy y recojo la cocina, apago el horno con la cena ya hecha y me dispongo a subir a acostar a Jazzy. Ainara no se ha acercado a ver a la niña, sigue sentada en el sofá. ¿Acaso eso es lo que le gusta a Justin?

—Es igual que Justin—Comenta mi hermana que va perfectamente vestida con un elegante vestido plateado.

—Sí, idénticos.

Subo las escaleras y entro en el cuarto de Jazzy , escucho la ducha del cuarto de Justin; preparo las cosas para el baño de Jazzy, y tras bañarla la seco y la echo para que duerma, se le están cerrando los ojitos y al dejarla en su cunita no tarda en dormirse.

Me giro para salir y veo a Justin en la puerta mirándome. Salgo y cierro la puerta.

—No me sabe bien irme.

—Pero si no lo haces te sentirás peor, es tu pareja.

—Sí, ¿de verdad estarás bien?

—Sí, no es la primera vez que lo hago.

—Guarda mi parte de la cena, me la llevaré mañana para almorzar.

Asiento y empiezo a bajar las escaleras pero Justin me detiene.

—¿Cual me queda mejor?—Comenta mostrándome dos corbatas.

—La verde.

Cuando se van Justin me dice lo siento antes de partir, le sonrío. No sé porque esta tan afligido, debería estar contento de poder pasar una noche con mi hermana, ella es su novia y yo su amiga. Pero aunque le diga que no pasa nada, ya me había hecho ilusiones de pasar la noche a su lado, viendo la tele, hablando...pero la realidad ha vuelto en forma de mi hermana, para recordarme cual es mi sitio. Es mejor que no lo olvide.

Al poco de acostarme Jazzy se despierta llorando y me levanto para calmarla, poco a poco lo consigo, pero no tarda en despertarse agitada por las pesadillas. Al final me siento en una hamaca cerca de su cuna y la cojo la manita para que se duerma sintiendo la seguridad de mi presencia, poco a poco ella lo hace, yo también.

Justin:

Cuando consigo sacar a Ainara de la fiesta para llevarla a su casa, son más de las tres de la mañana. Estoy agotado y no he dejado de pensar en Jazzy y sus pesadillas. No tenía que haber ido, __(tn) no tiene por qué cargar con mis responsabilidades.

Dejo a Ainara en su casa y nada más hacerlo se alza a mis brazos y me besa, trato de corresponderle pero finalmente me aparto.

—Estoy preocupado por Jazzy.

—Porque es una niña, si no me podría celosa. Nos vemos.

Se va sin decir nada, aceptando sin más mis pocos deseos de prologar el beso. ¿Siempre ha sido así nuestra relación? Llego a casa pensando en ello, pero cuando subo al cuarto de Jazzy y veo a __(tn) sentada en la mecedora, dormida, sujetando la mano de la pequeña, me olvido de todo menos de observarlas y sobre todo a __(tn).

No sé el tiempo que ha pasado cuando __(tn) se percata de mi presencia y se despierta. Me sonríe aun en sueños y se levanta.

—¿Ya has vuelto?

—Sí. ¿Qué tal se ha portado?

—Bien, no tiene la culpa de sus pesadillas. Ve a dormir, yo me quedo con Jazzy.

Beso a Jazzy y me voy a dormir, pero cuando me acuesto me resulta imposible conciliar el sueño con __(tn) tan cerca. Esto no debería sucederme. Al final solo el cansancio hace que me suma en un profundo sueño, ¿lo peor? Que hasta en sueños __(tn) me persigue.

Bajo a desayunar, el olor a café recién hecho embriaga mis sentidos, al entrar en la cocina __(tn) ya se ha vestido y otra vez lleva el pelo suelto, aunque esta vez se lo ha recogido con dos ganchos a los lados. Cuando me mira sigo viendo su cara infantil, pero desde hace días dejé de ver en ella a una niña.

—Buenos días. Te he preparado café.

—Buenos días, ¿Has dormido bien?

—Muy bien.

Tomo mi desayuno y me despido de __(tn) para ir a trabajar, estoy mucho más descansado que días anteriores, me parece increíble haberme dormido con esa tranquilidad y sé que es porque confiaba que si pasaba algo __(tn) se haría cargo de Jazzy.

__(tn):

Termino la tarta que estoy preparando para la fiesta de esta tarde. Laia ha estado aquí esta mañana para traer unas cosas para la fiesta; he terminado de dar de comer a Jazzy y mientras duerme estoy ultimando el postre. Justin me ha llamado para decirme que llegaría más tarde. Esta semana ha estado muy ocupado y ha llegado casi a las cinco todos los días. Nuestra amistad va bien, ya hemos superado, mi vergüenza por mi

confesión y su miedo de hacerme daño al no sentir lo mismo por mí.

Cuando la termino y la meto al frigorífico, la miro dudosa por si es una tontería hacerle algo así. Va a cumplir veinticinco años y aunque yo sea de la forma de pensar que hay que celebrar orgulloso cada año, hay personas que no piensan así.

Tocan al timbre y cierro el frigorífico para ir a ver quién es, esperando que sea Laia o Dulce para traer más cosas o incluso Bianca, que me dijo ayer que se pasaría por la tarde para ayudar.

—Hola, ¿Esta Justin?—Pregunta mi hermana.

—No.

—Mejor. Podéis pasar—Abre la puerta del todo y me quedo asombrada viendo como un equipo de catering empieza a entrar en la casa con varias cajas.

Me he enamorado del novio de mi hermana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora