— No.
— ¿Y por qué no?
— No voy a perder mí fin de semana acampando.
— No tienes nada mejor que hacer.
— No voy a acampar contigo, apenas te conozco.
— ¡No te estoy pidiendo que te cases conmigo! Quiero un contacto con la naturaleza. Es solo un fin de semana.
— Mis padres no me dejarán ir a acampar a mitad de la nada con un chico que no conocen.
— Bien, pues. Invítame a cenar, así los conozco, me conocen y no podrás usar esa tonta excusa.
— No...
— ¡Maldición, Natalia! Todo es no. ¡DI SI! SI, SI, SI, SI, SI.
— No puedo este fin de semana. Es el aniversario de mis padres y tengo que cenar con ellos, no puedo simplemente faltar.
— Bien, pero la próxima cosa que te pida que hagamos, ¿qué vas a decir?
— Que estás loco. — Enarqué una ceja como ella me había enseñado a hacer. — ¡SI!
Me despedí y la dejé trabajando. El señor Suarez y Natalia se llevaban mejor, quería pensar que se debía a mis buenas recomendaciones del trabajo de Natalia y no solo al hecho de que ella parecía mucho más animada de trabajar allí. Me refiero a que aún tenía esa hostilidad pero ya no era de ese tipo de hostilidad que parece un golpe en los testículos. Hasta parecía que se esforzaba por llegar temprano a su turno.
Como este fin de semana no podía avanzar en mi proyecto con ella, tenía que ver qué iba a hacer con mi tiempo. Tenía que estar ocupado para tener la excusa perfecta y negarme a pasar el fin de semana con mi padre y su familia. Si me ocupaba no iba a decirle una mentira a mi hermana. Además Diana me había estado reclamando por la disminución del tiempo que pasábamos juntos, iba a llamarle y organizar algunas salida o algo por el estilo, así mataba dos pájaros de un tiro.
— Podemos ir a cenar a uno de esos lugares en los que hay que ir bien vestidos, algo así como una cita formal. — propuso Diana, sin ocultar la emoción que sentía por usar el nuevo vestido que su padrastro le había regalado. — No te molesta usar traje, ¿verdad?
— Preferiría algo más casual, algo que no involucre que use corbata.
— ¿Te refieres a uno de esos carros de comida? Ya fuimos a todos los que conoces.
— Seguro aparecerá alguno nuevo. La comida es un gran negocio. Podemos comer comida mexicana, hindú, china, japonesa... todo por menos precio de lo que nos costaría una cena en uno de esos lugares carísimos.
— Ya no hay nada de especial en eso, amor.
— Yo considero especial todo lo que hago contigo, Diana. — dije guiñándole un ojo.
— No trates de convencerme así.
— No tengo tanto dinero para algo así. Estoy gastándolo todo en mi proyecto, te lo dije. Quizá cuando apruebe la materia podamos hacer algo así. Me entiendes, ¿verdad?
— Entonces uno de mis compañeros hará una fiesta para celebrar su nota de aprobación, podemos ir allá. Y ni se te ocurra negarte porque esto es lo que quiero hacer hoy.
— Me parece que iremos a la fiesta. — dije con mi mejor sonrisa en un intento de no hacerla fingida.
"Iremos a la fiesta de tus amiguitos ricachones que no se toman nada enserio" pensé mientras ella me daba todos los detalles sobre las personas que iban a estar. Iba diciendo cosas como no mencionar temas sobre tal cosa y tal otra cosa porque tal persona se incomoda cuando hablan de tal cosa. Que a María no le pregunte sobre su novio porque recién habían terminado y ella aún no lo superaba pero seguro su novio iba a estar con alguien más en la fiesta así que teníamos que tener una especie de seña para alejar a María de su novio... y yo no tenía la más mínima idea de quién era María, o su novio o "la perra con la que está saliendo".
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Sabor Universo
Teen FictionDescubre los placeres que el universo tiene para ti y que no ves.